sábado, 27 de diciembre de 2008

Fiestas de ricos y fiestas de pobres

CREO, porque también creo, que existen en el mundo muchas cosas por las cuales alegrar la vida, otros, nos dirán que no son tan buenas porque la gente sufre la explotación, la miseria, el resentimiento, la marginación, el hambre, la desgracia, la violencia, la tragedia, en fin, los mil males que todos los días padecemos en el transcurrir de los días y por esa fuerza de repetición de las cosas malas, cuando llegan las cosas buenas, cuando llega la Noche Buena, todos creemos que solamente es un día de fiestas y francachelas, para que al otro Día, el de Navidad, la pasemos en la cruda o en el credo, ese estado entre crudo y borracho, por el que pasan muchos en tales fechas. Y no se piense que por los años, me sucede lo que decía Angel Alvaro Peña: “Son como las prostitutas, después de viejas, les da por dar consejos”, no, lo que pasa es que la experiencia nos dicta, por el tiempo, otras conductas y otros valores y por ello, no es que pretendamos dar consejos y evitar que la gente se divierta y se embriague, están en su derecho, pero no tienen derecho a obligar a los demás a hacer lo mismo.

La realidad es que en todos nuestros pueblos, en la Noche Buena, la gente se preocupa por dar a su familia y a sus amigos una regular cena, después, pues van a misa de “gallo” donde cantan los villancicos y reiteran su fe y la confianza en que existen opciones en la vida. Las briagas se dan en las clases altas, a las que les sobra el dinero para el alcohol y la comida, para los regalos, para el buen vivir en la pachanga donde aparentan amor por el intercambio de bienes y servicios que se van dando en ese día y, eso sí, es como el manejo de prostitutas: tú me das y yo te doy, regalos a cambio de regalos, intercambio de bienes, no de valores ni de afectos.

Los políticos son los que llevan la fiesta en estas fechas al igual que los ricos y los poderosos, de pachanga en pachanga y de brindis en brindis, como si en cada año se lograran cambiar las cosas y por esa razón se dan gusto en los gastos y en los intercambios de regalos. No importa el que existan reglas para recibir los obsequios de los funcionarios, total, los buenos, los de valor, los que reiteran los pactos de “complicidad y de sociedad” con otros, esos, los reciben en las casas y ni el presidente ni el secretario de la Función Pública, se entera de tales cosas.

Ellos, se dan el lujo de ir de vacaciones, de intercambiar obsequios, de hacer cenas donde las viandas son variadas y exquisitas, además de costosas y no se piense que hablamos por resentimiento o por envidia, es la verdad y es, por tal exceso de gastos y de poses, el que las gentes del pueblo ya no confían ni creen en los políticos, en los policías, en los funcionarios, en los banqueros, en los financieros y en muchos sectores, aún, en los sacerdotes ricos y fiesteros. La gente normal, la del pueblo pues la pasa con una cena nada especial: romeritos, un pollito, una ensalada, algunos postres, ponches y una que otra copa de vino o de licor barato, solamente para brindar, eso, es una buena parte, la mayoría, se van a la cama pensado en que hay tiempos mejores y que seguramente podrán alcanzar nuevas metas si es que las cosas no se ponen peor que las actuales.

En la inmensa mayoría de los hogares, en donde se encuentran los pobres, los que no comen, desayunan ni cenan bien todos los días, ahí, estarán rezando por la llegada de Jesús, esperando su retorno o bien su presencia en los tiempos actuales. En esos hogares, rogarán, porque al otro día tengan sustento y comida, para pagar la renta, tener una ocupación para recibir algo de dinero, que no se enfermen, en fin, ruegan por recibir lo necesario para sobrevivir, mientras en las casas de funcionarios, de policías, de políticos, de banqueros, de financieros, de ratas de dos patas, todo será abundancia de cosas materiales, ausentes de valores y de sentimientos reales, pero así son las cosas y al tiempo, porque el tiempo es la madre de la verdad, la paridora de las cosas buenas y malas, el que establece el equilibrio en todo.

Hace algunos días, un buen amigo, no tengo duda, me hablaba para que le explicara algunas cosas y para establecer un mecanismo de comunicación que en verdad fuera eficiente y dejara atrás los caminos trillados y burocráticos de los funcionarios encargados en su comunicación que solamente le dejan malos ratos, tragos amargos y filtraciones de tal forma que, como político, lo han colocado en los peores niveles de “popularidad” y, como funcionario, no deja de tener encima el estigma de las mentiras o verdades que se han colocado en la comunicación y han perneado en la opinión pública de tal suerte que le han colocado, lo reconozca o no, en un serio predicamento en el ánimo de su superior. Pero como en todo, las intrigas palaciegas, las verdades a medias y las mentiras totales, siempre acuden en los momentos adecuados para eliminar cualquier posibilidad de auxilio en la labor que se desarrolla. Y a pesar de que este funcionario recibe, dicen sus colaboradores y él mismo lo sostiene, una enorme cantidad de mentiras, intrigas y denostaciones en su contra, cuando le dan las mismas, contra otras personas, pues las cree a pie juntillas y el temor le invade y la cobardía le llena sus espacios. Y ¿por qué razón comentamos tales cosas?, pues por la sencilla razón de que tratamos de entender las reacciones de los hombres y de los funcionarios, de los políticos y llegamos a la conclusión de que poco es lo que pueden lograr cuando no tienen claro lo que son, pretenden ocultar lo que tienen de malo o bien, buscan la manera de sobrevivir en el engaño y en el arropamiento de sus superiores, con tal de no moverse del “hueso” y dejan a un lado la dignidad y el honor, para dar paso a la intriga y la traición.

Espero que algún día lo podamos comentar en forma directa, y en este espacio, queremos dejar constancia de que no esperamos malos tiempos, porque esos los construimos nosotros y los creamos en nuestro entorno, la verdad es que solamente, interpretando la realidad, entendiendo los vericuetos de la misma, manteniendo la postura de dignidad y de honorabilidad, sabiendo lo que somos y para dónde nos movemos, qué queremos y que podemos aportar, es como sabremos, en realidad, lo que es el significado de la vida y, la vida, es eso, parte de problemas que nos brindan la oportunidad de resolverlos, muchas angustias para templar nuestro carácter y nuestro ser, mucho terror para buscar la fuerza en donde está la verdad y mantenernos en el camino elegido y que es el mejor para todos, el que no genera desgracias a otros y el que permite dar algo de lo mucho o poco que recibimos y, pues, en la traición o en la emboscada, saber que no todo es paz y calma, que existen los peligros que derrotan, acechan o destruyen. En fin, la vida es un eterno conocimiento y cambio de formas y de fondos y por ello, cuando estamos estáticos, comodines, sin conflictos ni problemas, es casi seguro que estamos casi muertos en vida o próximos a terminarla.

Y si ahora se vive en el estrés, sabemos que el gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández, está además de estresado, muy encabronado, porque en un retén, aparentemente de la Policía Federal Preventiva, se baleo a los vehículos en donde se transportaban sus familiares y, como en todos los casos de abusos y de ineficiencias de las policías se dirá que, realmente, esos vehículos de transporte, se comportaban como si transportaran a delincuentes y no a familias, cuando en realidad ya no sabemos si debemos cuidarnos de los delincuentes o de los policías… pero el presidente sigue necio y ante la necedad, pues no hay argumentos sino resultados terribles en contra de la sociedad, que al parecer, le valen,,, total, son en contra de los jodidos, no de los Martí o de otros personajes que también han perdido a sus seres queridos por esa ineficiencia que sostiene el presidente.…

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