domingo, 22 de noviembre de 2015

Bandas de marginados

 POR DECLARACIONES NO PARAMOS. TODOS LOS DÍAS NOS DICEN QUE VAMOS BIEN, MEJOR, PERO TODOS LOS DÍAS NOS SENTIMOS PEOR. Los políticos confunden y se confunden, las buenas intenciones no hacen los cambios y si no entendemos la realidad no podremos hacer los cambios necesarios para mejorarla. Solamente falta ir a las zonas marginadas de las ciudades para ver y sentir la extrema pobreza, el resentimiento y la agresividad, vemos a los jóvenes divididos en grupos y pandillas, creen que todo lo resuelven al mostrar quién es más violento y no quién tiene mayor conciencia. No les importan, finalmente, no tienen oportunidad de educación y si la tuvieran ven que los egresados viven en las mismas condiciones que ellos, no tienen oportunidad de trabajar y si lo tuvieran ellos reciben por medio de la delincuencia y el robo, el cobro de piso y de protección, más dinero que el que reciben los que trabajan, así que les vale.
         En las zonas marginadas de las ciudades se juntan los miserables y los discriminados, los migrantes, los que nadie sabe de dónde vienen y a qué vienen, ellos se van imponiendo en base a su fuerza personal y a su fuerza grupal, por eso forman pandillas, bandas, por ello se identifican, por ello buscan los líderes, los más violentos y los más brutales. Es curioso, pero cuando uno pregunta sobre el tema se va dando cuenta que ni los funcionarios municipales saben de qué se trata, ellos, solamente ven a los grupos votantes, a los que sirven para las movilizaciones políticas y para ser carne de movilización y de votación. Ni conocen ni les interesa ver las zonas de marginación real, las que están controladas por esos grupos y que nadie denuncia ni protesta, si lo hacen ya saben que el precio es la vida o la expulsión de la zona.
         Nadie sabe qué puede suceden en cuestiones de violencia, estas situaciones no se prevén, y como no se han conocido ni analizado en el país, esos grupos crecen y se manifiestan ya fuera de su cirulo: en muchos encuentros o enfrentamientos con otras bandas, extendiendo su territorio, es una forma de mostrar el poder o bien, ampliando la zona donde ellos cobran piso o pueden operar con impunidad para distribuir las drogas o servir a los caciques locales, entre los que destacan los que operan a los grupos de moto taxistas que son los que hacen la labor de halcones o los que sirven para la distribución de la droga a los consumidores finales, son los que se movilizan políticamente de acuerdo a las instrucciones de los jefes que normalmente están ligados a los grupos de narcotraficantes y que por medio del control del transporte público en esas zonas pueden lavar importantes cantidades de dinero producto del narcotráfico y de la venta de protección política a los grupos que la puedan comprar.
         Los sentimientos de abandono y de resentimiento en esos grupos pueden influir en los detonadores sociales de la violencia, están latentes. Los barrios más marginados y empobrecidos son los que pueden generar mayor número de miembros en las bandas que se manifiestan hasta en las acciones o protestas sociales, muchos de ellos son los que se dicen “anarquistas”, pero en realidad ellos manifiestan no una postura política sino un alto resentimiento social y esa violencia la usan para destruir todo lo que se les pone al paso y se pueden probar en la confrontación con la misma autoridad. La autoridad les tiene miedo y les deja hacer, en algunos casos porque así conviene a los intereses del poder porque con ellos justificarán la represión a las protestas sociales, y en muchos casos, porque no saben cómo reaccionarán en sus barrios donde se pueden atrincherar y resistir la acción de la autoridad.

         La famosa revuelta del 2006 en Oaxaca, les permitió manifestar a esos grupos, algunos operados directamente por medio de las ofendidas zarinas del transporte como Aurora Acevedo que contrató a los grupos de narcomenudistas para que fueran esos grupos los que quemaran los camiones de la competencia y se utilizaran para desestabilizar al gobierno de Ulises Ruíz, tal como este mismo hace la denuncia pública. Este conflicto sacó a la luz el conflicto existente entre las zonas ricas y prósperas de la ciudad y las zonas marginadas y empobrecidas, de ahí salieron los grupos de la violencia que trajeron en jaque a la policía de tal forma que no pudieron actuar en los niveles represivos normales, ahora, se enfrentaran a grupos de jóvenes determinados a mostrar que ellos son mejores que la policía en cuestiones de violencia y de movilización política. Lo terrible es que después de esos movimientos tan claros jamás se han realizado las investigaciones sociales para tratar de mejorar las condiciones de vida y eliminar la marginación de esas zonas. Así, tienen, ahora, un mejor nivel de politización que les brinda rumbo y certeza a su dirigencia y es por esa razón que muchos de esos grupos están íntimamente ligados con la APPO, eso les brinda confianza y les da seguridad en que luchan por algo, ellos, así tienen fuerza y la muestran en todos los sitios, por tal motivo, si no se atienden a esos grupos la violencia, en Oaxaca, estallarán en cualquier momento, solamente falta una pequeña chispa, porque todo el campo está seco. Muy seco y desatendido. Ahora, solamente se atiende a los grupos de poder y entre ellos a los más ricos; los jodidos, jodidos están…

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