miércoles, 2 de diciembre de 2009

Las 48 leyes del poder (octava lección)

NO son pocos los amigos que han leído y les ha encantado el Libro de ROBERT GREENE, editado por OCEANO: “LAS 48 LEYES DEL PODER”, por esa razón continuamos con la trascripción de ellas y de parte de este magnífico libro que es todo un éxito. No se podrá dudar de que en todos los estratos sociales las leyes del poder son importantes, no como una forma de manipulación, quién de esa manera se vale para tomar un lugar en las filas del poder, pronto pierde el mismo, porque no tiene sustento en la importancia de que se genera el poder de acuerdo a las leyes y valores de cada época, por ejemplo, si vemos algunas de las leyes en aplicación violenta y degenerada, las podemos observar en las formas y los fondos en que actúan, de igual forma, delincuentes y autoridades, sobre todo cuando los cuerpos de policía solamente tienen la misión de la represión y el control de las masas, por esa razón, cuando vemos esa acción represiva, violenta, violando las normas de la ética, de la moral, las leyes, sabemos que los extremos se juntan, y por ello, muchos, sostienen que en la acción represiva policías y delincuentes están totalmente hermanado y no se distingue cuál es cuál, porque solamente se pueden diferenciar en los campos y en los uniformes, pero no en los métodos y en la degeneración y violación de la ley y de la justicia, es así que en vez de tener seguridad y confianza en los cuerpos de seguridad y las instituciones, la ciudadanía ha perdido confianza y no cree en la acción del gobierno, porque se confunde con la misma delincuencia.

LEY 34: “SÉ DE LA REALEZA SEGÚN TU ESTILO: COMPÓRTATE COMO UN REY PARA QUE TE TRATEN COMO TAL.

“la manera de conducirte determinará a menudo cómo se te trata; a la larga, parecer vulgar o común hará que los demás te falten el respeto. Porque un rey se respeta, e inspira ese sentimiento en los demás. Al actuar con majestuosidad y confianza en tus poderes, semejarás estar destinado a llevar una corona”.

“Cuando niños, comenzamos nuestra vida con enorme euforia, esperando y exigiendo todo del mundo… Pero a medida que maduramos, los rechazos y fracasos que experimentamos establecen fronteras que no hacen sino volverse más firmes conforme pasa el tiempo. Al terminar por esperar menos del mundo, aceptamos limitaciones que en realidad nos hemos impuesto a nosotros mismos. Empezamos a mostrarnos serviles y a disculparnos incluso por las peticiones más simples. La solución a esa reducción de horizontes es forzarnos deliberadamente a seguir la dirección opuesta: restar importancia a nuestros fracasos e ignorar nuestras limitaciones, para exigir y esperar tanto como cuando éramos niños. Para lograr esto, debemos aplicar en nosotros una estrategia particular. Llamémosla la Estrategia de la Corona.”

“… Una forma de enfatizar tus diferencias es actuar con dignidad, en cualquier circunstancia”.

“El porte majestuoso no debe confundirse con la arrogancia…”

“La dignidad, de hecho, es invaluablemente la máscara por adoptar en circunstancias difíciles: es como si nada pudiera afectarte, y tuvieras todo el tiempo del mundo para reaccionar…”

“Recuerda te corresponde fijar tu precio. Pide menos y obtendrás eso. Pide más, sin embargo, y mandarás una señal de que vales tanto como el rescate de un rey. Aun quienes te rechacen te respetarán por tu seguridad en ti mismo, y con el tiempo ese respeto dará frutos que no puedes siquiera imaginar.”

LEY 35: “DOMINA EL ARTE DEL MOMENTO PROPICIO”.

“Nunca parezcas ir de prisa: delata una falta de control sobre ti y el tiempo. Parece siempre paciente, como si supieras que todo terminará por llegar a ti. Sé un detective del momento justo; huele el espíritu de la época, las tendencias que te llevarán al poder. Aprende a apartarte cuando aún no ha llegado el momento propicio, y a atacar con ferocidad cuando se concreta.”

“El tiempo es un concepto artificial que nosotros mismos hemos inventado para volver más soportable, más humana, la infinitud de la eternidad y el universo. Y como inventamos el concepto del tiempo, también podemos moldearlo en cierto grado, hacer trampas con él con él. El tiempo de un niño es largo y lento… el del adulto vuela con aterradora rapidez. El tiempo depende entonces de la percepción, la que, como sabemos puede alterarse a voluntad. Esta es la primera cosa que hay que entender para dominar el arte del momento preciso.”

LEY 36: “Menosprecia las cosas que no puedes poseer: ¡ignorarlas es la mejor venganza!.”

“Al admitir un problema insignificante, el das vida y credibilidad. Entre más atención pones en un enemigo, más fuerte lo vuelves; y un pequeño error suele empeorar y hacerse más evidente conforme intentas señalarlo. A veces es mejor dejar las cosas tal cual. Si hay algo que quieras pero no puedes poseer, muestra desprecio por él. Cuánto menor interés reveles, más superior parecerás”.

“El deseo suele provocar efectos paradójicos mientras más quieres algo y más lo persigues, más te elude. Entre más interés muestres, más repeles al objeto de tu deseo. Esto se debe a que tu interés es demasiado intenso, lo cual vuelve torpes, y aun temerosos, a las personas. El deseo incontrolable te hace parecer débil, indigno, patético”.

“Recuerda: las reacciones poderosas a lo nimio, a las molestias insignificantes y a las irritaciones son el desprecio y el desdén. Nunca muestres que algo te afectó o que estás ofendido: eso sólo muestra que admitiste un problema. El desprecio es un platillo que se sirve mejor frío y sin afectación alguna”.

LEY 37:”ARMA ESPCTÁCULOS IMPONENTES”.

“Imaginaría impactante y sublimes gestos simbólicos genera el aura de poder: todos reaccionan a ellos. Monta espectáculos para quienes te rodean, entonces, repletos de impresionantes recursos visuales y símbolos resplandecientes que intensifiquen tu presencia. Ofuscados por las apariencias, nade notará lo que realmente haces.”

“Usar palabras para abogar en tu favor es arriesgado: las palabras son instrumentos peligrosos, y a menudo se extravían. Las palabras que las personas usan para persuadirnos virtualmente nos incitan a reflejarnos en ellas con palabras propias; las meditamos, y con frecuencia terminamos creyendo lo contrario de lo que dicen. (Esto forma parte de nuestra perversa naturaleza)…”
“Entiende: las palabras te ponen a la defensiva. Si tienes que explicarte, tu poder ya está a discusión. La imagen, por el contrario, se impone como un hecho consumado. Disuade preguntas, produce asociaciones vigorosas, resiste interpretaciones involuntarias, comunica al instante y fragua lazos que trascienden diferencias sociales. Las palabras fomentan discusiones y divisiones; las imágenes llevan a las personas a unirse. Son los instrumentos por excelencia del poder”…

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