jueves, 6 de octubre de 2011

Steve Jobs, descance en paz

Cuando cursaba bachillerato, en la Escuela Vacacional No. 3 del IPN, que se localizaba al lado de Reloj Chino, en la Plaza de la Ciudadela, recibíamos, además de las materias propias de bachillerato, materias como contabilidad y mecanografía , en lo particular no eran materias que me llamaran mucho, como todo en la época, no entendíamos lo que nos mejoraría la vida el ir aprendiendo materias que en ese momento no sabíamos cómo aplicaríamos en la vida real, es más, la vida real no la entendíamos porque no hay materias que expliquen el tema, tal vez, teníamos grandes maestros, pacientes maestros a los que gustaba su trabajo y lo que hacían que nos tenían la paciencia para hablarnos de las cosas de la vida y así fuimos, poco a poco, aprendiendo muchas cosas que en la actualidad siguen siendo de valor.

Cuando recibíamos las clases de mecanografía, muchos de nosotros entrábamos con poca paciencia, primero, no queríamos ser de ninguna manera secretarios y la maestra que nos daba las clases en las máquinas mecánicas tapando el teclado con una pañoleta, nos dijo: “Bien, ustedes quieren continuar sus estudios y primero tendrán que pasar y aprender esta materia que a muchos no les gusta, pero así es la vida y, creo que les será útil, cuando tengan que mandar comunicaciones y cartas o hacer sus trabajos ya que muchos tienen pésima letra, así que en vez de quejarse, denle al teclado que algún día me lo agradecerán”. Y bien, así aprendimos a teclear y por supuesto que muchos días, cuando estoy ante la computadora que es un aparato mágico y hermoso, me acuerdo de aquella maestra con gran cariño y le doy gracias a ella por enseñarnos y a mi institución por darnos esa materia que en la vida ha sido la mejor materia, por la cual realizo todos los días el gran oficio que me encanta.

Después, al paso de los años, fuimos dominando los teclados y las máquinas, aún conservo algunas de ellas que han sido parte de mi vida y a lo largo de muchos años me permitieron continuar escribiendo para los periódicos y revistas y escribir mis libros. Tengo, de escribir, más de cincuenta años y así pasé de la máquina de escribir mecánica a la eléctrica con aquellas bolitas que se cambiaban para dar otra tipografía y un buen día aparece en mi vida la computadora por los años ochentas, la verdad es que no entendía bien a bien lo que esta máquina hace y extrañaba el golpe y el sonido de las teclas de las otras máquinas, pero poco a poco fui dominando el teclado y tomando el cariño por las computadoras. Sigo siendo un analfabeto tecnológico, son incapaz de sacarle el jugo a las mismas, porque no he tenido la paciencia ni la madurez y humildad para pedir que algún maestro me venga a dar unas clases para dominar los programas y ver todas las funciones que se pueden realizar… pero, con seguridad, lo tendré que hacer y lo voy a hacer.

Cuando salió el fax, este se convirtió en un gran adelanto y así pude liberarme del trajín diario que representaba ir al periódico a dejar la colaboración, desde la casa podía enviarla poniendo las cuartillas escritas en aquella vieja máquina y enviarlas por fax, desde cualquier lugar. Pero cuando descubrí la computadora y las ventajas enormes de poder comunicarme con miles de personas en muchas partes solamente apretando algunas teclas, eso ha sido la maravilla en mi vida y, seguramente, en la vida de muchos más. Por ejemplo, por decir algo, me asombro que doña Brisia Figueroa, a sus años, tenga esa vitalidad de leer y el cariño y amor que pone en seleccionar muchos textos que envía a sus amigos y conocidos todos los días, esto es un encanto y creo y estoy convencido de que muchos adultos mayores, con y en la computadora han logrado mantenerse vivos y atentos a la vida, es una gran elemento para todos.

Lo que la computadora nos ha ayudado a romper de barreras y entendernos y comunicarnos es enorme. No hay todavía algún mecanismo que mida este cambio en el final del siglo pasado y lo que significa en el actual, por ello, al enterarme del fallecimiento de Steve Jobs, además de la pena que proporciona la muerte de alguien tan valioso y la pérdida que significa para la humanidad, por este medio, le agradezco lo mucho que me inyectó vitalidad y permitió que mi vida continuara siendo sencilla y agradable, sin la monotonía de las cosas, con la posibilidad de aprender cada día muchas cosas más, gracias a la velocidad con la que nos proporciona la información la compu, como dicen los chavos. Gracia pues, Steve Jobs, nos has permitido ser otros con los cambios que nos convienen y en vez de armas para destruir, nos diste elementos que podemos usar para unirnos y cambiar el mundo, porque este mudo está cambiando día a día con esos nuevos instrumentos que permiten a las gentes, desconocidas entre si, mandarse mensajes y coincidir para despertar conciencias, como lo hacen los “indignados” en todas partes del mundo y, por medio de los mensajes de las computadoras y teléfonos, han logrado destruir y hacer caer a los dictadores y no dejarse manipular por los medios electrónicos, porque la voz del futuro y del presente la tenemos al alcance de la mano y, somos millones los que vamos entendiendo lo que es la vida y lo que tiene de valor y significado.

Por ello, recomiendo leer el texto del discurso de Steve Jobs, en la Universidad de Stanford, en el 2005,donde inicia: “Tengo el honor de estar hoy aquí con vosotros en vuestro comienzo en una de las mejores universidades del mundo. La verdad sea dicha yo nunca me gradué”

“A decir verdad esto es lo más cerca que jamás he estado de una graduación universitaria” y nos habla de su paso por las escuelas y la forma en que fue creando su primera empresa de la que después lo corrieron, la cercanía con la muerte al enfrentar el cáncer, en fin, en otro artículo trataré de reproducir este discurso, y sigue diciendo: “Estoy bastante seguro de que nada de esto habría ocurrido si no me hubieran echado de Apple. Creo que fue una medicina horrible, pero supongo que el paciente la necesitaba. A veces, la vida te da en la cabeza con un ladrillo. No perdáis la fe. Estoy convencido de que la única cosa que me mantuvo en marcha fue mi amor por lo que hacía. Tenéis que encontrar qué es lo que amáis. Y esto vale tanto para vuestro trabajo como para nuestros amantes”.

“El trabajo va a llenar gran parte de vuestra vida, y la única forma de estar realmente satisfecho es hacer lo que consideréis un trabajo genial. Y la única forma de tener un trabajo genial es amar lo que hagáis. Si aún no lo habéis encontrado, seguid buscando… no os conforméis”.

Y la realidad es que nadie quiere morir a pesar de que es inevitable, pero así es la vida y forma parte de ella la muerte, señala: “Vuestro tiempo es limitado, así que no lo gastéis viviendo la vida de otro.” Hagamos la vida propia, sin dogmas, siguiendo con coraje la intuición y lo que dicte nuestro corazón…Descanse en paz: Steve Jobs.

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