miércoles, 28 de octubre de 2009

Prostitución infantil... la tragedia

Hoy, parece ser un día nublado, triste, tequilero dicen algunos, soñador otros, nostálgico los demás, pero no podemos dejar de ver una realidad que nos agobia y nos debe hacer reflexionar: la explotación sexual de infantes que es una terrible realidad en el país, esa violencia que deja marcados a miles de niños y de niñas. Hace algunos años, estando de visita en Salina Cruz, Oaxaca, desayunando con un grupo de amigos, se acercó a nuestra mesa una niña de doce o trece años, delgada, sucia, con ojos inmensamente tristes, para ofrecernos sexo. Ella nos decía que por cien pesos le podríamos hacer lo que quisiéramos. Todos nos sorprendimos, pensamos que estaba drogada o que en su desesperación por droga se ofrecía como pequeña prostituta. Al negarnos, la niña dijo que nos podría hacer sexo oral si queríamos por una torta, un pedazo de pan. Solicitaba alimento para sus hermanitos que estaban abandonados, porque sus padres en el viaje rumbo a los Estados Unidos, los habían dejado abandonados en ese lugar después de que ellos no pudieron abordar el ferrocarril.

Ella y sus hermanitos venían desde El Salvador y habían sido brutalmente agredidos, primero por un grupo de Maras que les quitaron todo a sus padres y violaban a su madre durante el viaje, la prostituyeron en el camino y al padre le obligaban a transportar algunas armas que ellos tenían para la venta. Después por los policías que informaban a los polleros y a los lenones para seleccionar a las pequeñas prostitutas. Esta es la tragedia de miles de niños y de niñas, de hombres y mujeres que desesperados ante la falta de empleos y de oportunidades en su país o en nuestro país, se ven obligados a abandonar familias y emprender la ruta de los “expulsados por el hambre, la marginación y la miseria” que seguramente no será resulta con un dos por ciento de los recursos recaudados porque esos dineros paran en los bolsillos de los políticos, funcionarios, empresarios y financieros que operan con los recursos del pueblo y que son la carnada para hacer de la política un enorme negocio donde solamente algunos ganan y todos ponemos…
Héctor Aguilar Camín, en su columna del día 20 de octubre en el diario MILENIO, cuenta que en un burdel de Coatzacoalcos, Veracruz fueron rescatadas 40 niñas de entre 8 y doce años de edad.
“Una de las rescatadas contó su experiencia a la reportera Mariana Viayra del diario CRÓNICA (18/10/09):
“LLEGABAN SEÑORES, ALGUNOS DE TRAJE, OTROS CON OVEROL O CAMISA BEIGE Y UN ESCUDITO. NOS OBLIGABAN A SENTARNOS EN SUS PIERNAS Y NOS HACIAN COSAS. COMO NO QUERÍAMOS Y NOS DOLÍA, NOS OBLIGABAN A INHALAR PIEDRA.
“La dueña nos arreglaba y cada vez que llegaban uno o varios clientes, nos despertaban, nos hacían inhalar y nos sacaban a la sala para que los señores escogieran. Pagaban 500 pesos cada uno. Teníamos que atender como a diez señores cada una al día.
“Cada semana traían niñas nuevas. A las niñas que ya no pensaban y que se les escurría la baba, las echaban a la calle como basura.
“Un día llegó la policía y nos rescató. Nos llevaron a un hotel, y ahí nos estaba esperando personal de la Coalición (contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe). Nos ayudaron mucho. Buscaron a nuestras familias y a muchas las llevaron al hospital.
“Recuerdo que La Chiquis que se metía horas y horas a bañar. Pasaban y pasaban las horas y ella se seguía restregando con el zacate su cuerpo. Y por más que le decían que ya estaba limpia, que ya no se tallara, que se iba a sacar sangre, ella seguía tallándose y gritaba que se quería borrar todo lo que esos viejos cochinos le habían hecho.
“A muchas nos llevaron a un albergue especial para que pudiéramos aguantarnos cuando necesitábamos la piedra. Muchas de mis compañeras ya no se pudieron recuperar ni regresar con sus familias. Otras aquí seguimos, tratando de recuperar nuestra infancia”.

Y esto es lo que sucede día con día, muchos vemos lo que sucede, nos sentimos impotentes y cuando queremos intervenir para ver lo que realmente les sucede a esos niños y niñas aparecen los padrotes o las madrotas protegidos por policías que se encuentran en la complicidad, la corrupción y el negocio. También, esos grupos traen los sicarios y amenazan de que si seguimos chingando nos pueden hacer daño o hacerlo a nuestras familias. Así vemos esto que sucede en Oaxaca y en Chiapas, en Puebla o en Nuevo León, en Tamaulipas o en cualquier estado del país. En la zona fronteriza esto es la tragedia diaria y pasan cientos de niños al lado de los Estados Unidos con la complicidad de autoridades norteamericanas y de grupos de la delincuencia organizada y se aumenta la prostitución infantil por miles y llegan los grupos de degenerados y degeneradas, drogadictos y demás a buscar a esos niñas y niños que han sido derrotados por la vida y explotados por policías, madrotas y funcionarios, por grupos de delincuentes que hacen de la prostitución infantil el gran negocio y en esto, también, tienen la culpa los usuarios, los “clientes” que enfermos y degenerados son ellos los que buscan placeres en esa prostitución infantil y generan la violencia en sus propias familias y violan a niños y niñas de su propia familia o amigos cercanos que no saben de esa degeneración que tienen.
Así, miles de niños y de niñas se “pierden” en el país, se habla del tráfico de órganos, de la prostitución, de la venta de drogas, del uso para ponerles como limosneros en calles y antros, en grupos organizados para esa explotación y sin duda, todos nos hacemos pendejos o sentimos que no tenemos capacidad para enfrentar la tragedia o nos vence el miedo y el temor. Dejamos que los policías protejan esos grupos y pocos nos atrevemos a denunciar cuando el tráfico y la prostitución están a la vista de todos, en las plazas, en las casas, en la contratación telefónica que aparece en diarios y revistas y que no se investigan… hasta que la tragedia, nos llene de terror.

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