lunes, 3 de agosto de 2009

Una "guerra" perdida por intereses de la policía.

En solamente siete meses la violencia en el país rompe el record con 4 mil ejecutados. Se dice, porque así es la política de comunicación y de publicidad del gobierno federal y la diseñada por la policía política que: “esta guerra interna que libran el crimen organizado y el narcotráfico, así como la “ofensiva” instrumentada por las fuerzas federales ocasionaron que el índice de ejecutados estableciera una nueva marca”. Y, no hay duda de que siempre que los gobiernos establecen políticas represivas contra la sociedad, la pretenden justificar hablando de que la violencia la desatan los malos y dejan a un lado las atrocidades, la violencia y la represión que ejercen en contra de la sociedad y no contra los cuerpos represivos o los grupos de la delincuencia organizada.

En el último mes y medio, se vinieron contabilizando 22 muertes diarias y entre las cuales, muchas fueron de civiles, niños y mujeres. Curiosamente, al entrar las policías políticas y al caer en sus garras el presidente de la República que pensaba que, con esa “guerra” en contra del crimen organizado, la población le brindaría una amplia solidaridad y apoyo y, sus analistas y consejeros le decían que, con esta “guerra”, con seguridad, la población se olvidaría de los pocos votos con los que llega al poder, dejando las dudas sobre su elección a la presidencia de la República y, por desgracia, ante la improvisación de las policías, su ineficiencia, sus complicidades y corruptelas, las cosas han venido cambiando en la forma de ver el problema por parte de la población civil y es ya, una exigencia, el cambio de política para dejar a un lado la política represiva y de apoyo a los policías y grupos paramilitares y se destinen los recursos, los pocos recursos federales, estatales y municipales, a atender los problemas reales de la población y se apoye la política social y económica a favor de los mexicanos. Se deje a un lado la política represiva y de apoyo a los policías y grupos paramilitares que se han venido formando con apoyos norteamericanos y de las llamadas “policías privadas” que son las que vienen provocando y generando la violencia en todo el país que, finalmente, genera, como víctimas, a la población civil y no a los delincuentes y a los cuerpos represivos que, supuestamente, deberían ser los que perdieran la vida en sus enfrentamientos y no los civiles que son las víctimas inocentes de esa “guerra insensata” provocada por los intereses de un grupito de policías que ahora controla la agenda política nacional.

En lo que va del gobierno de Felipe Calderón, entre ejecutados, muertos por enfrentamientos de bandas o contra las fuerzas federales, suman ya 12 mil 480, en 915 días, con un promedio diario de trece decesos. Si en algún momento se pensó que esta “guerra” declarada por un grupito de policías que está totalmente ligado a los grupos internacionales y que buscan sobre todo el mantener una “guerra de baja intensidad” con el fin de que, en los Estados Unidos, no se pierda la tensión necesaria para que se sigan apoyando los fondos y recursos públicos destinados a ese grupo paramilitar y de policías, sobre todo, cuando se había determinado dar por concluidas sus misiones intervencionistas en Colombia, al lograr desmantelar a los grupos de la guerrilla más vieja y más rica del mundo. Así, dejando el Plan Colombia, se requería “reinventar” nuevos rumbos y estrategias encaminadas a sostener a este inmenso grupo de policías que operaran en el país y se genera “El Plan Mérida”, con aparentes fines de lucha contra el narcotráfico, cuando todos sabemos que, México, es un lugar de paso, no de siembra ni de producción y por esa razón, venimos entendiendo que lo que se pretendía era cerrar la frontera norte, no para frenar las actividades del crimen organizado que están controladas desde las grandes oficinas y corporaciones internacionales y financieras de Estados Unidos, sino para frenar la afluencia de indocumentados que, para los norteamericanos, es “su primera amenaza” a la seguridad nacional de su país.

Como el proceso electoral de Felipe Calderón no estuvo del todo “limpio” y fue tan cerrada la votación, los grupos publicitarios de la policía política aconsejaban crear una “guerra” donde, supuestamente, la población, daría su apoyo incondicional y su confianza, pero al ver los nulos resultados obtenidos, la cantidad de asesinados y de población civil agredida por los policías y por los grupos de soldados que no han sabido respetar los derechos y garantías individuales y constitucionales de los mexicanos, las cosas cambian, de tal manera que, en vez de apoyos y confianza, comienzan a escucharse las voces en demanda de cambios drásticos en esa falsa política que no tiene nada a favor de la población civil y si, en cambio, demuestra la violencia y la tendencia a la represión política contra la población dejando a un lado la política social y económica que se debe sostener a favor del pueblo mexicano.

A los casi tres años de lanzar esta ofensiva de policía en contra de los “narcotraficantes” que más bien ha visto privilegiar a un solo grupo, golpeando a otros que son sus competidores y no tienen o gozan de las relaciones financieras y políticas que han demostrado algunos delincuentes, la famosa campaña, no brinda los frutos prometidos y demuestra que se pierde la legitimidad de la causa y, el país, se encausa en la violencia que es lo que genera toda “guerra” que no tiene objetivos sociales claros, como esta que solamente se provoca en contra de la población, que es la que, finalmente, ha brindado a las víctimas inocentes y ha sufrido la represión y la violencia con la pérdida de derechos y violación a las garantías y derechos constitucionales, porque en las acciones de los policías se violentan con total facilidad y se propicia un gobierno represivo y no de justicia social.

Todos, entendemos que la lucha en contra de la delincuencia organizada es una obligación civil y por tanto, deseamos que los delitos que afectan en realidad a los civiles se reduzcan, como son las violaciones, los secuestros, los robos a civiles y casas habitación, los robos de vehículos, los asaltos callejeros, pero vemos que éstos, en vez de disminuir, aumentan y, por tanto, no se podrá entender que esa famosa “labor de seguridad” tiene los frutos que los mexicanos queremos, al contrario, vemos que los mismos policías aumentan la prepotencia, aumentan la represión, generan las complicidades y corruptelas de tal suerte que en vez de ver mejorías, vemos retrocesos en nuestros derechos y garantías individuales y constitucionales, porque tenemos que soportar los retenes y revisiones que son los que dan la pauta para que se cometan actos en contra nuestra por parte de policías y “agentes privados”, como sucede en todos los puntos de “revisión” que son, en realidad, una ofensa, a los derechos de los mexicanos. Así, los mexicanos, nos sentimos engañados y utilizados para que los grupos del poder sean los que aumenten sus privilegios y que nuestros recursos, solamente, se utilizan para aumentar a los grupos de policías y sus equipos, donde ellos siguen realizando grandes negocios con esos presupuestos o aumentan sus empresas de “seguridad privada” para “vendernos” la seguridad que, el gobierno, debería proporcionar obligada y gratuitamente a todos por igual y no hacer que, solamente, un grupo privilegiado pueda “contratar su seguridad privada”, mientras estamos en manos de policías y hampones, como ciudadanos indefensos…

Así, con más de once mil muertos por “esta guerra” en la que no vemos resultados claros y solo salen deficiencias, complicidades y corruptelas, la población civil, da claras muestras de estar en contra de la “causa” privada de un grupo de policías aliados a Felipe Calderón, porque, finalmente, los robos, los secuestros, los robos de casas habitación, vehículos, violaciones, asesinatos, extorsiones aumentan en contra de la población, además de soportar las violaciones de policías y su prepotencia, así, muchos, piensan que, esta “guerra”, no es para beneficiar a la sociedad, sino para “legitimar” al presidente y a sus policías…

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