lunes, 31 de agosto de 2009

Lo bueno es caro, pero lo malo sale más caro

DE VEZ EN CUANDO HAY QUE ESCRIBIR ALGO HERMOSO Y NADA MEJOR QUE UNOS PENSAMIENTOS DE GANDHI: “TOMA una sonrisa, regálala a quien nunca la ha tenido. Toma un rayo de sol, hazlo volar allá donde reina la noche. Descubre una fuente, haz bañar a quién vive en barro. Toma una lágrima, ponla en el rostro de quien nunca ha llorado. Toma la valentía, ponla en el ánimo de quien no sabe luchar”.

“Descubre la vida, nárrala a quien no sabe entenderla. Toma la esperanza, y vive en su luz. Toma la bondad, y dónala a quien no sabe donar. Descubre el amor, y hazlo conocer al mundo.”

Otro de mis amigos, me mandó una reflexión de Bob Talbert que dice: “Los buenos maestros son caros, pero los malos, lo son todavía más”… esto mismo sucede en todos los campos de la vida, los policías bueno pueden ser caros, pero los malos nos cuestan mucho más. Los políticos, medio buenos, deben ser caros, según su óptica y sus ingresos, pero los malos, nos resultan mucho más caros a todos los mexicanos. Los buenos financieros deben ser caros, no hay banquero que no se venda caro y no compre barato, pero los malos financieros, los especuladores aliados con los políticos y los funcionarios, nos han salido mucho más caros a los mexicanos ,cada vez que las crisis nos revientan y nos frenan. Los chóferes son caros, de acuerdo a cada quién, pero los malos, salen mucho más caros. Las familias son caras, pero las malas familias son mucho más caras, derrotan a cualquiera y lo hunden en la desesperación y en la agonía. En fin, los médicos son caros, pero los malos y defraudadores salen mucho más caros, algunos, quieren tener su “agenda de clientes” y para ello no los alivian sino que los tratan para que cada mes o cada semana lleguen a dejar sus recursos y les cobren con análisis y venta de medicamentos, por ello, salen mucho más caros.

Claro que cuando los diputados gozan de seguros de gastos médicos mayores hasta por un millón y medio de pesos, esas cosas no las toman en cuenta. Les importa muy poco lo que tengan que sufrir las gentes del pueblo, las mayorías, las que no tienen empleo, las que truncan sus carreras, los egresados que no las pueden ejercer y tienen que trabajar de limpiaparabrisas y lavacarros en vez de dar la experiencia y los conocimientos que tanto les han costado a sus familias y a los contribuyentes.

Un presidente que no camia por las calles, que todo le es facilitado, que no va al mercado, que no platica con las gentes comunes y corrientes, que toda su información o deformación en la información la tiene por los asesores y los lambiscones, no sabe lo que sucede en las calles ni lo que la gente realmente piensa de él, de su gestión, de su gobierno, de su familia, de lo que dice, de lo que hace y es claro que, vive en la irrealidad. Ni siquiera le cuentan los chistes que corren en las cantinas y en las reuniones, los chistes y los cuentos con los que la gente común saca su frustración, su enojo, su resentimiento. Los asesores no se atreven a decirle que es lo que pasa, porque los hombres del poder creen que solamente ellos piensan y ellos son los que deben marcar el ritmo y mover los intereses, las piezas en el tablero y, cuando dejan el poder, cuando no saben que el poder es efímero, de mentiras, que está prestado, enloquecen, no saben qué hacer, se la pasan inventando pendejadas como lo hacen, en la actualidad, Vicente Fox o Miguel de la Madrid…

Uno se casa y hace bodas, inventa hoteles, carreras y asesorías para políticos y otro, se la pasa rumiando sus frustraciones, gozando los dineros que ha obtenido, haciendo declaraciones para desmentirlas de inmediato, pensando que el halzahimer es real en su caso y prefiere pasar como bocón y mentiroso a sostener lo que con la lengua fácil declara y no sostiene con lo que se debe de sostener, como si la castración real y emocional, sea su forma de vida.

Hace algunos años, en vida de Mao Tze Tung, líder de la China Comunista, emprendieron un movimiento nacional que se denominó: “ Revolución cultural”. La idea no mala, consistía en reeducar a los políticos y funcionarios para romper con la burocracia y hacerles recordar que estaban en el poder gracias a los sacrificios que hacían todos los chinos que no gozaban de sus bienes y sus ventajas. Así, los funcionarios, no importaba el nivel, tenían que asistir a los campos y realizar los peores trabajos, vivir en las condiciones que vivían los chinos más pobres, someterse a la disciplina y todo para que vieran la importancia de eliminar las trabas burocráticas, las complicidades, las ineficiencias, las transas y las corruptelas que venían aumentando cada día, pero además, para que los políticos y los funcionarios entendieran que era necesaria la humildad y la sencillez, la bondad en el trato con los demás y dejaran su soberbia y su poder a un lado.

Independientemente de los excesos que generó este proceso y que provocó, de alguna forma, la caída de las gentes más cercanas al líder chino, no hay duda que, este proceso, ayudo a que se modificaran las cosas y que se cambiara el trato de los políticos y funcionarios para con los chinos, con las mayorías, con los pobres y se dejara de ver la soberbia y la prepotencia que vemos y sufrimos con nuestros políticos y nuestros funcionarios.

Es increíble que cualquier funcionario con el menor poder se siente como un pequeño dictador y ejerce, en contra nuestra, su poder o como él pretende que debe ejercerlo. Se olvida que el funcionario debe servir y no servirse, debe atender las demandas y solucionar los problemas de los ciudadanos, les debe su poder, al poder de los ciudadanos y no a su jefe o a su hombre al cual debe dar dinero por lo que roba, atenderle como si fuera su amo porque le protege y le brinda impunidad. El poder de los ciudadanos es real, pero es difícil aplicarlo y, sobre todo, hacer que se respete por los pequeños dictadores de pies de barro. Son los que existen, son los que sufrimos, son los que nos ponen las pegas, nos solicitan las copias de las copias para no resolver y generar tal confusión y tal retrazo en las gestiones de tal forma que, desesperados, los ciudadanos, prefieren ofrecer algunos pesos para “aceitar la maquinaria o para que nos hagan el favor”, cuando nadie debería aceitar esa maquinaria ni deber favor alguno, porque se supone, ellos, deberían cumplir con sus obligaciones, pero no es así, no importan los discursos del presidente alegando que nadie debe ofrecer los “diezmos” a los funcionarios, porque debemos todos, dice él, sin saber ni conocer la realidad, su propia realidad en su propio gobierno y con sus propios funcionarios, que el que, no “transa, no avanza” y que nadie puede hacer ningún trámite si no es dando la “mordida”, porque de otra forma, el tiempo que se pierde y los problemas que le generan a uno y a su familia, a su empresa es de terror y de horror y, cuando los que deben poner los frenos, arreglar las cosas, enderezar las conductas, aplicar las sanciones a los violadores, no saben lo que sucede y piensan que solamente se arreglan por medio de sus palabras y discursos, pues no tiene ninguna idea de lo que es la realidad, la realidad que todos vivimos, ricos y pobres, empleados y empleadores, buenos y malos… como que necesitaríamos hacer alguna pequeña “revolución cultural, moral, ética y social” en este país que tanto amamos… a lo mejor, como Gandhi, debemos tomar un poco de valor y un poco de decencia, un poco de vergüenza, un poco de humildad y una pizca de sentido común, para que las ofrezcamos a los burócratas insensibles que, solamente, piensan en joder y en robar… si no sale bien, cuando menos, nos sentiremos mejor, haciendo lo que cada uno debe hacer… ojalá lo hagamos…

1 comentario:

Unknown dijo...

Me parece acertada lareflexión y necsaria esa revolución, pero no olvidemos que los funcionarios de barro, antes de serlo eran ciudadanos ("simples ciudadanos") y la cultura que impera en casi todos los mexicanos es la del nepotismo, cuantos empresarios, estudiantes, trabajadores e infelizage tiene la mentalidad de que algún día el hermano del compadre del amigo llegue a un cargo público (o se encuentre ya en un cargo público) para presumir ante los demás ese hecho con la creencia de que esa persona podrá hacer algo por nosotros o nos ayudara de tal o cual manera. Estimo que mientras los ciudadanos no dejemos de pensar así nuesntra sociedad se irá undiendo aún mas en un pozo sin fondo.