martes, 9 de noviembre de 2010

Viejos de cuarenta años.

Cada día somos más viejos en este país. La edad y la vida crecen pero no crecen sus servicios, ni se tienen los recursos para atender a los viejos, por ello, el llegar a viejo constituye una tragedia. Anteriormente, en las familias, se acostumbraba tener a los viejos en casa, todos lo atendían y lo respetaban, hoy, parece ser que quisieran que todo fuera como en Estados Unidos y se crearan muchos asilos de ancianos que solos esperan el día para entregarse a la muerte. La soledad los invade, finalmente, una sociedad como la norteamericana, pragmática, materialista, sin sentido, sin identidad, sin historia, sin viejos que aclamar, llevan a la muerte a jóvenes y viejos por igual sumidos en la frivolidad, en la soledad, en el consumismo, en el consumo de drogas lícitas e ilícitas, sumidos en el alcoholismo, en la televisión, en el tabaquismo, en el odio ancestral, en la cultura de la muerte, por ello, ellos, reniegan de sus viejos, en cambio, en nuestro pueblos indios las cosas son algo diferentes, los tatamandones son vistos con respeto y, los viejos, aún son escuchados por la sabiduría y su experiencia. Claro no en todos los sitios esto ocurre, pero hay muchos lugares donde los viejos son vistos con respeto y se sienten seguros y son cariñosos y reciben amor de muchos, saben que no se les dejará en la soledad, que no se les abandonará… ojala así fuera siempre, pero los tiempos cambian. Hoy, vemos a muchos viejos abandonados, solos, tristes, enfermos del cuerpo y del alma, los nuestros nos aben estar solos ni vivir en la soledad, tienen que estar al lado de los suyos, en su casa, en su terreno, buscan siempre ser enterrados en el camposanto de su pueblo de origen, no quieren terminar con su alma vagando por sitios que no son de ellos, ni conocen, ni quieren, ni suspiran, ni lloran.

Son los viejos los que llegan a las iglesias y ruegan por todos, por nosotros, por ellos y por los que se fueron, son los únicos que parece que recuerdan a Dios en todo momento y en todo lugar. Por esto los cambios que vemos en nuestra sociedad tienen que tomar en cuenta a los viejos. Hoy, los hombres y mujeres que llegan a los cuarenta años, no tienen posibilidades de conseguir un empleo, no son viejos, pero son tratados como viejos, inservibles, las empresas y los gobiernos no quieren gentes que empiecen a sufrir por enfermedades, quieren a los que están sanos y por supuesto que saben que, los jóvenes, son propensos a rebelarse y protestar, por ello se cuidan de que ellos tengan empleo, los viejos de cuarenta años y más como que están castrados y no protestan, suplican por un empleo, de lo que sea, no quieren estar en la soledad, en la frustración y en el desempleo de días y años, porque cada día que pasa pierden más oportunidades de ser ocupados y cuando están desocupados los hombres y las mujeres sufren de soledad y se sienten inútiles, envejecen terriblemente, por esto, nuestro país, envejece y sufre, tienen soledad y llanto…nos destruimos.

Los datos y las cifras nos indican que aumenta los viejos en nuestro país y no tienen calidad de vida, no tienen esperanzas, no tienen empleo, no tienen recursos suficientes para sobrevivir, no tienen atención médica, es falso eso que del Seguro popular se pueden resolver los problemas de los desocupados, no les atienden, son mentiras institucionales porque ni hay médicos ni hay medicamentos. Pero, también, esto de que tenemos mejores y mayor número de empleos es falso, no hay empleos suficientes y los datos son desesperantes. Millones de viejos de más de cuarenta años sufren de angustia y de soledad, saben que no pueden protestar por nada, porque no tienen nuevas oportunidades de emplearse y de tener garantizado algún empleo, por ello, la desesperación es terrible y los viejos, más viejos son desechados de las casas, se convierten en un estorbo y en una carga. La gente no tiene para sobrevivir, menos para dar ayudas. No se pude estar en la vida pidiendo limosna para dar caridad, es lo que dicen en muchas familias y por ello, los viejos que no tienen sustento ni apoyos familiares son abandonados y dejan de vivir millones de mexicanos porque, después de los cuarenta años, nadie quiere saber de ellos a pesar de que se supone que se cuenta con mayor experiencia y “sabiduría”, pero no es así, se ve la carga y se ven los estorbos, por esto, la lucha no es contra las generaciones, es por los años y por los viejos… contra una sociedad que solamente explota los buenos años y relega en los posteriores… hasta que la soledad nos mata…o nos mantiene rumiando los días y los años con sabor de sal de lágrimas que ruedan por la cara y las arrugas de millones de mexicanos… vivimos en un mar de llantos…

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