martes, 15 de septiembre de 2009

¿Rectifica Felipe Calderón?


Harriet Beecher Store dijo con gran sabiduría: “LAS LÁGRIMAS MÁS AMARGAS QUE SE DERRAMARÁN SOBRE NUESTRA TUMBA SERÁN POR PALABRAS QUE NO SE PROMUNCIARON Y POR COSAS QUE NO SE HICIERON”.

Y por esa prudencia, por esa mediocridad, por ese miedo, por ese querer quedar bien con todo el mundo, los políticos, se abstienen en decir lo que realmente piensan, pero lo brutal, lo terrible es que muchos están convencidos de que esa es la vía para sostenerse y sobre vivir; eligen estar callados cuando deben hablar, eligen no decir no cuando tienen que hacerlo y se abstienen porque son miedosos o porque esperan recompensas por su no acción y por su docilidad. No se atreven a oponerse a los poderosos, no se atreven a contrariar a los que mandan y que dan los puestos y les sostienen en las migajas del poder; prefieren estar callados y votar por lo que no deben, pensando en que no importa la cantidad de gentes a las que se afecten, lo que les interesa es estar bien con el que manda y la defensa de sus intereses aunque en la realidad, no sean suyos, sino los intereses de los poderosos y de los que se mantienen en el primer lugar del poder.

Y curiosamente, tal parece que, los diputados y las fracciones parlamentarias, tal como pomposamente se definen aunque solo son simples grupos de intereses y de cuates, saben que el aprobar los nuevos presupuestos y aumentos de los bienes y servicios que debe proporcionar el gobierno mexicano, solamente generarán problemas mayores a las familias mexicanas, así, deberían recordar que, los “expertos informan que al aprobarse la creación del impuesto como el dos por ciento al consumo con el pretexto de que se destinará a atender a los pobres, exactamente, la población más pobre, tendrá que sacrificar bienes y servicios para mantener su nivel de alimentación. Así, José Luís de la Cruz, investigador del Instituto de Estudios Superiores de Monterrey señala: “Los hogares con menos ingresos -6 mil 725 pesos trimestrales- verán disminuidos sus ingresos reales 2.2%. ..”. “La gente que vive al día y no tiene capacidad de ahorro; los más ricos tendrán que sacrificar su ahorro para enfrentar este problema y los más pobres tendrán que renunciar a bienes y servicios”.

Y bueno, después de perder tres años en acciones que no tienen solución por el momento, sobre todo porque no entendieron que la lucha contra el narcotráfico estaba destinada al fracaso, cuando tenían que establecer una acción conjunta con policías dispersas, con gobiernos de diferentes horizontes e intereses, donde las policías municipales, rurales, estatales, federales estaban corrompidas, llenas de ineficiencia, botando de intereses a favor de grupos de policías y de grupos de delincuentes, de grupos de políticos y de funcionarios, de banqueros y especuladores, de empresarios, no se daba cuenta el presidente de que le vendieron una guerra perdida de antemano, porque no le daban la visión real de lo que tenía que enfrentar y por esa razón, se empeñaron los esfuerzos nacionales en tres años en una guerra perdida de inmediato, porque no respondía a la primera necesidad del pueblo mexicano, sino que respondía a los intereses de un grupo político-militar que está profundamente comprometido con los grupos de inteligencia y de seguridad de los Estados Unidos, pero que nada tienen que ver con México. Por ese motivo, ante el fracaso de la política represiva de la policía, se usa al ejército mexicano y con ello se desvirtúan sus funciones a pesar de que se exaltan los ánimos políticos cuando algunos dicen que este es el mejor camino para enfrentar el problema del narcotráfico en el país y ocultan que no es el principal problema que debe atender el gobierno, porque están como prioritarios: la desocupación, la marginación, la pobreza, la salud pública, la educación, la vivienda y otros muchos antes de resolver el conflicto generado para atender la prioridad política de los norteamericanos, para dar seguridad a sus zonas de frontera y establecer una política controlada del tráfico de drogas, armas, gentes y mercancías que van de un lado al otro del país.

Así, al establecer como tarea prioritaria del Ejército Mexicano la lucha contra el narcotráfico, se desvirtúan las obligaciones constitucionales en la defensa de la nación, las fronteras y las instituciones, por ello, las quejas de la población en contra del ejército son de tal nivel de escándalo que deben ser analizadas por los expertos, si existen, en el propio gobierno federal, porque de otra manera lo que se está generando es una falta de respeto y de confianza, de credibilidad y de seguridad en nuestras fuerzas armadas, al mismo nivel que existe la desconfianza por los políticos, las policías, los especuladores financieros y los grupos de poder. Este es más grave porque no podemos olvidar que, las fuerzas armadas, es una de las pocas instituciones en las que el pueblo mexicano tiene un poco de confianza y sabe que es el mejor bastión para el sostenimiento del poder y del gobierno en turno, con lealtad y disciplina, pero no se puede gastar esto en luchas que no son las que tienen obligación, porque es peligroso hacerlo en momentos de crisis y de posibles conflictos sociales en muchos campos del país.

Nadie podrá negar que el conflicto generado en México en esta llamada guerra contra el narcotráfico, no tiene su origen en nuestro país sino en la demanda de drogas que tiene el pueblo norteamericano y que allá, para respetar los derechos humanos, no hacen uso de esa fuerza y violencia que exigen se opere en el país, sobre todo, no involucran a las fuerzas armadas, porque las exponen a las críticas sociales, la ineficiencia y las corruptelas, tal como parece avanzan en nuestro país. Y mientras el gobierno norteamericano no frene el nivel de demanda de drogas y no establezca políticas de liquidación de grupos de distribución y de lavado de dinero que lleguen al corazón de sus intereses en los centros financieros de Estados Unidos, no se calmarán el tráfico de armas, de recursos, de drogas, de mercancías y de personas que están íntimamente ligados en sus intereses y operaciones. La experiencia nos dice que, cuando muere un narcotraficante o es metido a la cárcel, aparecen otros muchos.

Y tal como están las cosas el gobierno del presidente Calderón parece no darse cuenta que los problemas se complican y son mayores, hoy, la gente del extranjero no llega al país en el turismo porque no hay dinero y existe una crisis global que no se puede ocultar, esas divisas se van perdiendo, además, porque el mismo gobierno, desorientado y sin escrúpulos, prefiere liquidar organismos que le han costado mucho al pueblo mexicano para dar una sensación política de ahorro y de austeridad y por ello, prefieren lanzar por la borda todos los esfuerzos en el manejo del turismo que dar su brazo a torcer. Con todo esto complican las cosas porque además, no podrán dejar de ver que los ingresos recibidos por los indocumentados que trabajan en los Estados Unidos, con la política represiva y persecutoria de los gringos, dejan de enviar dinero y existen miles de familias que de un día al otro quedan desamparadas y en la inseguridad. Miles de jóvenes que antes emigraban a los Estados Unidos ahora se quedan en México y demandan empleo o irán a los centros de vicio o a la acción delictiva o protestarán si existen organizaciones y grupos que les guíen en sus canales de protesta y demanda.

Y ante problemas económicos derivados de la fluctuación del precio del petróleo y del comercio exterior, Felipe Calderón, deja, al parecer, a un lado su famosa “guerra contra el narcotráfico”, porque debe atender los problemas sociales de los más pobres que son la mayoría del país y si no lo hace, estaremos sumidos en una crisis económica, política y social y entonces si corre peligro real la seguridad interna y la paz social en el país… si no, pues al tiempo, que es la madre de la verdad… esperamos que nos de tiempo de rectificar el camino por el bien de todos.

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