miércoles, 1 de julio de 2015

Pedofilia

Dicen los sabios que hay momentos en que todas las fuerzas del universo se concentran para hacer los cambios, es como si conspiraran en favor de Dios. Hemos estado tratando un espinoso asunto de la protección del obispo de Huejutla de Reyes, Hidalgo, que será trasladado a la zona de Guerrero, dicen los apologistas que, porque el Papa Francisco, le reconoce su labor en favor de las comunidades indígenas de la zona. La realidad es que ya nadie lo aguanta en la región, sus sacerdotes han firmado manifiestos de denuncia sobre sus relaciones comerciales y de intereses económicos y de protección que ha realizado en favor del cura pedófilo, Reinaldo Chávez López, actualmente, recluido en el penal “La Lima”, después de que por meses recibió la protección del obispo Salvador Rangel Mendoza, quién lo protegió enviándolo a diferentes parroquias, después de ser denunciado por la violación de dos niñas, una de las cuales queda embarazada, con el fin de que pudiera eludir la justicia, dejando que realizara todos los actos litúrgicos y los sacramentales, sin tener derecho a ello, pruebas, hay muchas a lo largo de varios tomos del proceso que se lleva, pero además, la protección se cuadra en la actualidad ya que el “protector de los grupos indígenas”, no solamente vive con una riqueza enorme, lograda con los grupos políticos de control en la entidad, gozando de grandes contratos y negocios que le permiten ser un hombre de poder político y económico, así, con tales relaciones, ocultando la realidad, pretende que los habitantes de la comunidad de las niñas agraviadas retiren los cargos, y si no lo logran hacer, que las expulsen de la misma comunidad.
LA CANTIDAD DE SACERDOTES Y DE CASOS DE PEDOFILIA EN EL PAÍS Y EN EL MUNDO, obligó al Papa Francisco, a determinar la creación de un grupo especial para denunciar los casos, y en su momento, castigar de acuerdo con la Iglesia a los obispos que se han dedicado a la protección de curas pedófilos en el mundo, por esa razón, por ejemplo, acaba de aceptarse la renuncia del Obispo de Autlán de la Grana, en Jalisco, Galván Castillo, antes de que se cumpliera su edad de retiro, a los 75 años, a los 64 por “motivos de salud”, ya que durante un tiempo estuvo protegiendo a un cura pedófilo, informaron las fuentes del Vaticano. Este asunto estalló en el 2009, cuando un joven de 24 años denunció en la diócesis su violación, cuando tenía once años, y a pesar de la denuncia con la protección del obispo el cura pedófilo, al igual que en el caso de Huejutla, fue protegido por el obispo, trasladándolo de parroquia para que siguiera ejerciendo su ministerio, por esa razón, desde el mes de febrero, el Papa Francisco instó en una carta solemne a los obispos de todo el mundo a que, por ningún motivo, los casos de pederastía se ocultaran y se protegieran, a menos de que renunciaran a la iglesia y su ministerio. Y esto, porque en los últimos 24 años han sido denunciados miles de casos de abusos sexuales por parte de los curas y que han sido protegidos por los obispos.
         Y si bien vemos que en el caso del obispo de Autlán, Jalisco prefiere el obispo dejar el cargo y que su protegido enfrente a la justicia divina y a la civil, nos parece que, se debería, por parte del obispo Salvador Rangel Mendoza, un acto de crítica y autocrítica, pero sobre todo, de confesar sus culpas y pecados de tal suerte que, con la honestidad que exige la iglesia a sus sacerdotes, debiera pensar en renunciar, o bien, en explicar públicamente las relaciones políticas, financieras y las que le ligan con el cura pedófilo, Reinaldo Chávez López.
         Cuando se hace un recuento de los grandes escándalos, del obispo Rangel, en la zona, y de la inmensa fortuna que ha logrado gracias a las relaciones de sociedad y de complicidad con muchos funcionarios y políticos en la entidad, se llena uno de indignación, pero sobre todo nos mueve a pensar de que es vital, para la sobrevivencia de la Iglesia, el que se demuestre que sus obispos y sacerdotes están haciendo el cambio que ha demandado el papa 
Francisco, sobre todo, cuando solicita una iglesia comprometida con sus sacerdotes, y de ellos, su compromiso en favor de la Iglesia de los pobres, esto incluye el que no se debe proteger de ninguna forma a un sacerdote que haya violado a las niñas o niños, y sobre todo, su obligación, como jefe de la región, de presentar, él mismo, a los responsables para que sean llevados a investigación y juicio por sus actos criminales. Tenemos que reconocer que la labor del Obispo Rangel no es la mejor, que tendrá que darle muchas explicaciones a sus superiores y al Vaticano, pero sobre todo, deberá hacer un acto de reflexión sobre su conducta y sobre el negro papel que ha jugado en la defensa de un sacerdote pederasta, entre otros muchos pecados…

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