martes, 18 de diciembre de 2012

Nuevo libro de Paulo Cohelo


CUANDO SE HABLA DEL Adviento que es el tiempo de reflexión para la llegada del Mesías, se habla pues de reflexión, de entender lo que significa la vida y la muerte con amor, con el agradecimiento por todo lo que hemos recibido, por ello cuando reflexiono busco también algo por lo cual reflexionar y así encontré el libro de Paulo Coelho, “El Manuscrito encontrado en Accara. No hay arma más poderosa que las palabras” y en este libro escribe: “Ahora que estoy en el final de la vida, dejo a quienes vinieran después todo aquello que aprendí mientras caminaba por la faz de la Tierra. Que hagan buen uso de él”.
         Y es por esa razón que cuando vamos terminando un año más, cuando pensamos que todo es el final de un ciclo, cuando tratamos de distraernos solamente por medio de las fiestas los regalos, de las pachangas y las reuniones, jamás pensamos que antes de hacerlo debemos agradecer por todo lo que hemos recibido, por lo que hemos visto, por los amaneceres, atardeceres y anocheceres, por las sonrisas de los hijos y de la compañera, de los abrazos y palabras de los amigos, por las lágrimas que pudimos verter cuando se fue un ser querido o cuando perdimos algo que queríamos, por las amarguras que nos demuestran que tenemos la fortaleza para superar los retos y los tiempos malos, por todo lo bueno que comimos y por todos los sueños que cumplimos o que tenemos en mira para alcanzar, en todos los suspiros y en las caricias de los que queremos y amamos, en los días soleados que nos recuerdan la vida y en los lluviosos que nos recuerdan el don de Dios, en las siembras que nos muestran el trabajo y el esfuerzo y en las cosechas que nos demuestran el fruto de todo lo que hacemos, no hay tejido sin hilo y sin manos que lo combinen, no hay nada que sea inútil, todas las cosas de la creación son fabulosas y nos deben de llenar de agradecimiento por tener la oportunidad de ver todo esto, de sentirlo, de tomarlo, de comerlo de llevarlo a cuestas, en fin, los tiempos del Adviento son para la reflexión de todo lo que hemos venido haciendo, no son los tiempos tristes ni de los fríos vientos que nos hacen temblar, al contrario son os tiempos del recogimiento para entender que no hay soledad sino que hay seres solitarios que son capaces de estar acompañados por el Universo, que el Invierno nos marca la cercanía de la Primavera, que los fríos se van con los calores y el amor, por todo esto hay que pensar y cuando tenemos el don del pensamiento y la fuerza de la reflexión sabemos que somos tan distintos que no hay dos granos de polvo iguales y tan magníficos que somos a la imagen y semejanza de Dios…
         “Nadie sabe lo que nos reserva el mañana, porque cada día trae su mal o su bien”. ¿Qué es el conocimiento? “No es la verdad absoluta sobre la vida y la muerte, sino lo que nos ayuda a vivir y enfrentar los desafíos de la vida diaria. No es la erudición de los libros, que sirve sólo para alimentar discusiones inútiles sobre lo que ocurrió u ocurrirá, sino la sabiduría que reside en el corazón de los hombres y mujeres de buen voluntad”. Y bueno así, esperamos el fin del año y los nuevos tiempos.
         HACE ALGUNOS AÑOS, CUANDO EN LA COMPETENCIA DIARIA, donde los egos se mostraban en su apogeo, cuando creíamos que solo los que triunfaban eran los buenos y fuimos aprendiendo que por medio de las derrotas se van conociendo las verdades y que se van forjando a los hombres y fortaleciendo su espíritu y confianza, cuando sabemos que lo importante son los procesos y no los instantes a pesar de que de instantes se hagan los procesos, podemos entender esto que nos escribe Paulo Coelho: “No existen victoria ni derrota, en el ciclo de la naturaleza: existe movimiento”
         “El invierno lucha por reinar soberano, pero al final es obligado a aceptar la victoria de la primavera, que trae consigo flores y alegría”.
         “El verano quiere prolongar sus días cálidos para siempre, pues está convencido de que el calor trae beneficios a la tierra. Pero termina aceptando la llegada del otoño, que permitirá que la tierra descanse”.
         “La gacela como las hierbas y es devorada por el león. No se trata de quién es más fuerte, sino de cómo nos muestra Dios el ciclo de la muerte y la resurrección”.
         “Y en este ciclo no hay vencedores ni perdedores: sólo etapas que deben ser cumplidas. Cuando el corazón del ser humano comprende eso, es libre. Acepta sin pesar los momentos difíciles y no se deja engañar por los momentos de gloria”… y continúa:
         “Y no culpará a nadie por lo que le está sucediendo. Desde que amó por primera vez y fue rechazado entendió que eso no mataba su capacidad de amar. Lo que es válido para el amor es válido también para la guerra”.
         “Perder una batalla, o perder todo lo que pensábamos que poseíamos, nos trae momentos de tristeza. Pero cuando éstos pasan, descubrimos la fuerza desconocida que existe en cada uno de nosotros, la fuerza que nos sorprende y aumenta el respeto que tenemos por nosotros mismos”.
         “MIRAMOS A NUESTRO ALREDEDOR Y NOS DECIMOS: “YO SOBREVIVÍ” Y NOS ALEGRAMOS CON NUESTRAS PALABRAS.”
         “Sólo aquellos que no reconocen esa fuerza dicen: “Yo perdí”. Y se entristecen”
         “Otros, aun sufriendo por la pérdida y humillados por las historias que los vencedores cuentan sobre sí mismos, se permiten derramar algunas lágrimas, pero nunca sienten lástima de si mismos. Sólo saben que el combate fue interrumpido y que en ese momento están en desventaja”.
         “Escuchan los latidos de su corazón. Se dan cuenta de que están tensos, de que tienen miedo. Hacen un balance de su vida y descubren que, a pesar del terror que sienten, la fe sigue incendiando su alma y empujándola hacia adelante”.
         “Procuran saber dónde se equivocaron y dónde acertaron. Aprovechan el momento en que están caídos para descansar, curar heridas, descubrir nuevas estrategias y equiparse mejor.”
         “Y llega el día en que un nuevo combate toca a su puerta. El miedo sigue ahí, pero ellos necesitan actuar, de lo contrario permanecerán para siempre acostados en el suelo. Se levantan y encaran a su adversario, recordando el sufrimiento que vivieron y que ya no quieren vivir más”.
         “La derrota anterior los obliga a vencer esta vez, ya que no quieren pasar de nuevo por los mismos dolores”.
         “Y si la victoria no ocurriera esta vez, ocurrirá la próxima,. Y si no fuera la próxima, será más adelante. Lo peor no es caer, es quedar preso en el suelo… Sólo es derrotado quien desiste. Todos los demás son vencedores”. Por ello, hay que tener paciencia para esperar el momento y actuar. Sabiduría para aceptar la oportunidad y saber que las “derrotas” solamente dejaron cicatrices que son el testimonio de las batallas y de la experiencia…

No hay comentarios: