CUANDO SE HABLA DEL Adviento que es el tiempo de reflexión para la
llegada del Mesías, se habla pues de reflexión, de entender lo que significa la
vida y la muerte con amor, con el agradecimiento por todo lo que hemos recibido,
por ello cuando reflexiono busco también algo por lo cual reflexionar y así
encontré el libro de Paulo Coelho, “El Manuscrito encontrado en Accara. No hay
arma más poderosa que las palabras” y en este libro escribe: “Ahora que estoy en
el final de la vida, dejo a quienes vinieran después todo aquello que aprendí
mientras caminaba por la faz de la Tierra. Que hagan buen uso de
él”.
Y es por esa razón que cuando vamos terminando
un año más, cuando pensamos que todo es el final de un ciclo, cuando tratamos de
distraernos solamente por medio de las fiestas los regalos, de las pachangas y
las reuniones, jamás pensamos que antes de hacerlo debemos agradecer por todo lo
que hemos recibido, por lo que hemos visto, por los amaneceres, atardeceres y
anocheceres, por las sonrisas de los hijos y de la compañera, de los abrazos y
palabras de los amigos, por las lágrimas que pudimos verter cuando se fue un ser
querido o cuando perdimos algo que queríamos, por las amarguras que nos
demuestran que tenemos la fortaleza para superar los retos y los tiempos malos,
por todo lo bueno que comimos y por todos los sueños que cumplimos o que tenemos
en mira para alcanzar, en todos los suspiros y en las caricias de los que
queremos y amamos, en los días soleados que nos recuerdan la vida y en los
lluviosos que nos recuerdan el don de Dios, en las siembras que nos muestran el
trabajo y el esfuerzo y en las cosechas que nos demuestran el fruto de todo lo
que hacemos, no hay tejido sin hilo y sin manos que lo combinen, no hay nada que
sea inútil, todas las cosas de la creación son fabulosas y nos deben de llenar
de agradecimiento por tener la oportunidad de ver todo esto, de sentirlo, de
tomarlo, de comerlo de llevarlo a cuestas, en fin, los tiempos del Adviento son
para la reflexión de todo lo que hemos venido haciendo, no son los tiempos
tristes ni de los fríos vientos que nos hacen temblar, al contrario son os
tiempos del recogimiento para entender que no hay soledad sino que hay seres
solitarios que son capaces de estar acompañados por el Universo, que el Invierno
nos marca la cercanía de la Primavera, que los fríos se van con los calores y el
amor, por todo esto hay que pensar y cuando tenemos el don del pensamiento y la
fuerza de la reflexión sabemos que somos tan distintos que no hay dos granos de
polvo iguales y tan magníficos que somos a la imagen y semejanza de
Dios…
“Nadie sabe lo que nos reserva el mañana,
porque cada día trae su mal o su bien”. ¿Qué es el conocimiento? “No es la
verdad absoluta sobre la vida y la muerte, sino lo que nos ayuda a vivir y
enfrentar los desafíos de la vida diaria. No es la erudición de los libros, que
sirve sólo para alimentar discusiones inútiles sobre lo que ocurrió u ocurrirá,
sino la sabiduría que reside en el corazón de los hombres y mujeres de buen
voluntad”. Y bueno así, esperamos el fin del año y los nuevos
tiempos.
HACE ALGUNOS AÑOS, CUANDO EN LA COMPETENCIA
DIARIA, donde los egos se mostraban en su apogeo, cuando creíamos que solo los
que triunfaban eran los buenos y fuimos aprendiendo que por medio de las
derrotas se van conociendo las verdades y que se van forjando a los hombres y
fortaleciendo su espíritu y confianza, cuando sabemos que lo importante son los
procesos y no los instantes a pesar de que de instantes se hagan los procesos,
podemos entender esto que nos escribe Paulo Coelho: “No existen victoria ni
derrota, en el ciclo de la naturaleza: existe movimiento”
“El invierno lucha por reinar soberano, pero al
final es obligado a aceptar la victoria de la primavera, que trae consigo flores
y alegría”.
“El verano quiere prolongar sus días cálidos
para siempre, pues está convencido de que el calor trae beneficios a la tierra.
Pero termina aceptando la llegada del otoño, que permitirá que la tierra
descanse”.
“La gacela como las hierbas y es devorada por
el león. No se trata de quién es más fuerte, sino de cómo nos muestra Dios el
ciclo de la muerte y la resurrección”.
“Y en este ciclo no hay vencedores ni
perdedores: sólo etapas que deben ser cumplidas. Cuando el corazón del ser
humano comprende eso, es libre. Acepta sin pesar los momentos difíciles y no se
deja engañar por los momentos de gloria”… y continúa:
“Y no culpará a nadie por lo que le está
sucediendo. Desde que amó por primera vez y fue rechazado entendió que eso no
mataba su capacidad de amar. Lo que es válido para el amor es válido también
para la guerra”.
“Perder una batalla, o perder todo lo que
pensábamos que poseíamos, nos trae momentos de tristeza. Pero cuando éstos
pasan, descubrimos la fuerza desconocida que existe en cada uno de nosotros, la
fuerza que nos sorprende y aumenta el respeto que tenemos por nosotros
mismos”.
“MIRAMOS A NUESTRO ALREDEDOR Y NOS DECIMOS: “YO
SOBREVIVÍ” Y NOS ALEGRAMOS CON NUESTRAS PALABRAS.”
“Sólo aquellos que no reconocen esa fuerza
dicen: “Yo perdí”. Y se entristecen”
“Otros, aun sufriendo por la pérdida y
humillados por las historias que los vencedores cuentan sobre sí mismos, se
permiten derramar algunas lágrimas, pero nunca sienten lástima de si mismos.
Sólo saben que el combate fue interrumpido y que en ese momento están en
desventaja”.
“Escuchan los latidos de su corazón. Se dan
cuenta de que están tensos, de que tienen miedo. Hacen un balance de su vida y
descubren que, a pesar del terror que sienten, la fe sigue incendiando su alma y
empujándola hacia adelante”.
“Procuran saber dónde se
equivocaron y dónde acertaron. Aprovechan el momento en que están caídos para
descansar, curar heridas, descubrir nuevas estrategias y equiparse
mejor.”
“Y llega el día en que un nuevo combate toca a
su puerta. El miedo sigue ahí, pero ellos necesitan actuar, de lo contrario
permanecerán para siempre acostados en el suelo. Se levantan y encaran a su
adversario, recordando el sufrimiento que vivieron y que ya no quieren vivir
más”.
“La derrota anterior los obliga a vencer esta
vez, ya que no quieren pasar de nuevo por los mismos dolores”.
“Y si la victoria no ocurriera esta vez,
ocurrirá la próxima,. Y si no fuera la próxima, será más adelante. Lo peor no es
caer, es quedar preso en el suelo… Sólo es derrotado quien desiste. Todos los
demás son vencedores”. Por ello, hay que tener paciencia para esperar el momento
y actuar. Sabiduría para aceptar la oportunidad y saber que las “derrotas”
solamente dejaron cicatrices que son el testimonio de las batallas y de la
experiencia…
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