domingo, 22 de septiembre de 2013

En vida, hermano, en vida

Hace muchos pero muchos años, la cuenta la he perdido, el maestro Luis Soria Castillo ,escribe una página en el diario, El Imparcial de Oaxaca que se titula: EN VIDA HERMANO, EN VIDA, ahí hace la narración de vidas de muchos ilustres oaxaqueños y de su formación y paso por este mundo, la idea, sin duda, es genial, hacerlo en vida y no en la muerte, por esto, con ese recuerdo constante de lo que es la vida, hoy en día me acuerdo de un querido amigo que está en graves, dice él, problemas de salud: Porfirio Patiño Juárez. Él me llamó en un día especialmente complicado y triste que fue el domingo primero de septiembre, donde había atropellado y dado muerte a uno de mis perritos: “La Leoncia”, una linda y bella perra que agitada, salía corriendo y ladrando cada vez que se habría el portón, y bueno, entre el apendejamiento y lo demás, la atropellé y murió en el tratamiento con el veterinario, así, en este trance, como cuando todo se pone nublado y llueve con fuerza y genera la tristeza, me llamó mi amigo de siempre y de vida: profirió Patiño Juárez y me decía que hablaba para decirme que estaba mal de su salud y que le habían descubierto un tumor en el cerebro y que me lo decía para comentarme que nos quería… de pronto, como que la vida nos muestra su rostro al finalizar el tiempo.
Porfirio, es uno de esos guerreros que no se deja vencer con facilidad, ha sido sobreviviente de las tragedias y de las miserias, del hambre y de la pobreza, la conoce y las conoce, sabe lo que es nacer en Ixtapalapa donde o se queda uno en ese hoyo o sale luchando y luchando, no hay de otra. Hace muchos años, más de treinta que somos amigos, nos conocimos en el canal 13, ahí laboraba en la producción y cargaba la cámara de televisión buscado siempre la mejor oportunidad para demostrar su empeño y trabajo y se fue haciendo en la brega, en la chamba, consumiendo horas de sueño y de cansancio hasta que llegó a ser lo que hoy es, un importante ejecutivo de UNIVISIÖN, lo logró a pulso, sabiendo que no hay tiempo que perder y siempre atento a mostrar la realidad y cruzar los peligros y poner en riesgo la vida y la integridad, jugándosela siempre, con ese ojo que todo lo ve y muestra lo que debe mostrar; nada ocultó ni en su vida personal ni en su profesión, no lo oculta porque sabe que el dar a conocer esa realidad es parte importante de su chamba y la hace, la seguirá haciendo, nadie sabe lo que se puede producir en la vida y en el desarrollo de los tumores, pero sé, porque lo he vivido que Porfirio es un luchador y un guerrero y que la batalla que dará será de vida y muerte y que, si la gana o la pierde, él sabe que ha cumplido con él y con los suyos a los que ama y quiere, porque así es como se vive con vida: luchado y reconociendo que, es en vida hermano, en vida…
Hay días pues que son muy tristes, como que se nos agota el tiempo y hay momentos en que tenemos que reflexionar y saber dar, porque es lo que debemos hacer, dar con todo lo que somos y lo que queremos ser para ser de verdad en la vida y en la muerte. Hay que llevar las manos a la vista para mostrar que no nos llevamos nada y que, el tiempo, que es lo más valioso, se acaba; así es la vida misma y así hay que entenderla, porque en el dar es como podemos trascender como lo hacen los grandes y los guerreros. No sé que nos depare el futuro y, sobre todo, no sé si el Gran Creador nos dará más chances para salir de los problemas y conflictos y de las enfermedades, eso, solamente lo tienen escrito él, nadie más, pero lo que sí sé es que los luchadores y guerreros no se dejan derrotar con facilidad y darán la pelea con toda su alma y con toda su pasión y emoción…que así sea, porque es en vida hermano, en vida, como se demuestra el afecto, la amistad y el cariño sincero.
Hay pues días para recordar y otros para pensar y reflexionar, siempre he creído que hay que actuar, no hay más forma de vivir que moverse, moverse siempre, como jugando a ver quién gana, no sé si se pueda ganar al tiempo porque este nos desgasta y nos lleva por caminos que no sabemos ni entendemos, pero son los tiempos y las circunstancias las que nos van formando y dando valor en lo que hacemos, por eso no creo en quedarnos en los viejos tiempos ni en los recuerdos, esos nos matan y las aguas que no se mueven se pudren. O caminamos o nos quedamos, así que en los tiempos de la cárcel en Lecumberri, escuchábamos a los presos decir: el que se chingó se chingo y el que se chingó se muere… era la forma de decir que ya no se luchaba ni se peleaba. Se derrotaba a los guerreros, a los que en verdad saben que deben pelear por su libertad y por su dignidad. Claro que hay otros que viven de los tiempos del recuerdo y se quedan, se aplatanan, no se mueven, piensan que todo lo merecen y por esa razón van por el mundo creyendo que son las víctimas y no hacen nada por cambiar las circunstancias y las rutas para mejorar los caminos de la vida. Los he visto muchas veces y sé que esos son los que pudren las aguas estancadas.
Desde este año, al cumplir los 68 años de vida y de conocer la muerte y la mentira y la denostación y luchar en aguas contrarias y salir adelante y no dejarme morir, entendí que debería escribir las experiencias y lo que pienso en la actualidad, es sencillo hablar de lo pasado, se puede arreglar y ocultar o mentir, pero decir lo que estamos pasando, viviendo, creyendo, sabiendo en cada momento con aquella experiencia pero sin atarse a la misma, era necesario, y así decidí comenzar a hacer algo así como mis memorias de vida y de muerte y de alegría y de tristeza y de encabronamiento… porque sigo totalmente encabronado por todo lo que es injusto y por todo lo que nos hacen los indignos y, porque los indignados, aunque somos más, no sabemos cómo cambiar y organizarnos para dejar de ser sometidos y humillados, castrados, sumisos…
Por esto es que elegimos ser guerreros de vida, de pelear con todo, porque solamente así podemos decir que estamos vivos, que no nos quedamos quejándonos ni lamiendo las heridas, los que se quedan se pudren y se encierran y se agotan, se enconchan y no logran ver nada más que su dolor y se vuelven egoístas, resentidos, ambiciosos, ya no sueñan, no tienen por qué soñar, porque solo están metidos en ellos, pensando en que su ego es el mejor y el que deben de poner en un pedestal… y así están ahí, esperando que todo cambie cuando no hacen nada por cambiar. Y, la verdad sea dicha: SI QUEREMOS UN PAÍS DIFERENTE, UN ESTADO DIFERENTE, UNA FAMILIA DIFERENTE, LO ÚNICO QUE NO PODEMOS SER, ES SER INDIFERENTES… y por ello hay días tristes y podemos llorar, porque al llorar sacamos los dolores y cambiamos los temores, es como una limpia del alma, porque así es la vida y así es la muerte… se da con llanto y alegría… pero eso sí, siempre, luchando.

No hay comentarios: