miércoles, 12 de abril de 2017

La irrealidad como esperanza

EL SER HUMANO ES EL ÚNICO QUE PRODUCE Y ACUMULA COSAS. LE ENCANTAN LAS COSAS, SON LA MEDIDA DE SU ESTATURA Y DE SU NIVEL… COSAS, NO PENSAMIENTOS NI IDEAS, COSAS, POR ESO NOS SENTIMOS MEJORES QUE LOS ANIMALES QUE NO TIENEN COSAS… SIENDO COMO SOMOS, BRUTALES Y DESALMADOS…
         Cuando pensamos que los mexicanos construimos arriba de una pirámide otra más y otra, cada ciclo en 52 años, puedo entender que por ello no entendemos la dialéctica de la historia, de la vida, creemos que todo es plancha sobre plancha y no un movimiento continuo que obliga a la reflexión y a la meditación,  tomar conciencia basados en la realidad. Pero en planchas sobre planchas no se puede observar bien a bien lo que se deja o lo que se construyó, no hay relación entre una y otra. Los únicos que conocen las respuestas son los que mandan, los del poder, por eso el miedo y la ambición de estar en ese punto. Solamente tenemos preguntas y no respuestas, porque no sabemos cómo hilar los acontecimientos y nos convertimos en mecanicistas y no en dialécticos. Se fue Quetzalcóatl, dejó su mundo y no regresó, nadie sabe de dónde vino ni a dónde se retiró… quedo la leyenda, el cuento, la media historia y la media verdad, y en esa esperanza, en ese mito, con su solo mito confuso y difuso por la interpretación de los que supuestamente sabían, nos conquistaron y arrebataron las tradiciones y los pendones del honor y de la verdad. De conquistadores a conquistados, de vencedores a humillados, y no salimos de ese estado, siempre buscando al salvador para perdernos en la frustración y el resentimiento. NO aceptamos la derrota: nos VIOLARON, pero se las cagamos… esa es la venganza y la solución…
         No tenemos dioses, no somos fieles a ninguno, confundimos a Jesús con el Tlatoani que lo sabe todo, que todo lo perdona, que está ausente, que llegará a brindar la paz y la abundancia, por eso creemos en las limpias y hacemos caso a los augures, a los adivinos, creemos en los milagros y en la lotería, en el sembrar de temporal, en descubrir el oro oculto en cualquier casa o cualquier lugar, por ello, hablamos del Nahual y del Tonal, de los espantos, de las apariciones… vivimos en las tinieblas estando en un país lleno de Sol y de estrellas. Vemos lo que queremos pero no lo que tenemos, siempre deseamos más pero no disfrutamos lo que hay. Nos llenaron de ambición los que mandaron, porque de esa ambición y riqueza de las cosas, de la acumulación sin sentido, creemos que viene el poder, cuando no aceptamos que su poder viene de nuestra sumisión y de nuestro trabajo no pagado, de nuestra explotación… somos ciegos viendo y vivimos en la humillación pensando que nos hacen un favor. Qué bueno es el patroncito y el jefecito y el presidentito…y el curita y el doctorcito y el maestrito…el compadrito, el amorcito, el hijito, el suegrito, el abuelito, el indito, la marchantita… el pendejito.
         EN ESE NUDO DE AMBICIONES Y DE confusiones, vemos que San Judas Tadeo lo mismo sirve a los policías que a los ladrones, cuando en realidad pueden ser un solo grupo que vive del uno y del otro. Tonantzin es la misma Guadalupana y debajo de las iglesias están los templos de indios y sus dioses y las lágrimas de los vencidos, ellos, van a ver a los dos, a ver cuál les hace el milagro, pero el tiempo enterró en el olvido a los templos de indios, y ahora, éstos, cuando van a las zonas arqueológicas dicen: ¿qué le ven a esas piedras?... se avergüenzan de su origen y niegan sus raíces, por eso prefieren ser un poco o un mucho como los gringos y aprenden inglés y olvidan el zapoteco o el mixteco, el chontal, les dicen yopes a los suyos que visten de manta y portan bordados y hablan la lengua y comen pozole y mole y clayudas con asiento y chapulines en tacos…y como no queremos pensar, reflexionar, comprometernos, preferimos las palabras a lo escrito, a las declaraciones y susurros les damos valor y confianza, por eso les creemos a los demagogos y a los políticos que hablan bien y nos prometen, aunque no nos cumplan…
         Como en la sabiduría popular, la que se nutre de la realidad y del ejemplo, de la experiencia, encontramos lo profundo en lo simple, en las palabras que lo reflejan todo, la que nos dicen todo, la que no tiene dobleces ni encantamientos: “Dime con quién andas y te diré quién eres”, “Si no quieres ver espantos, no salgas de noche”, “Si prestas dinero pierdes el dinero y pierdes al amigo”…”Hombre sencillo y dócil, tira a pendejo, y hembra fuerte y coqueta, tira a puta…” “Ni todo el amor ni todo el dinero” “Cuando entra la pobreza por la puerta, sale el amor por la ventana”… ejemplos de todo y para todo, como los ungüentos de los merolicos que para todo sirven. Vamos al médico y tomamos las hierbas que nos ofrecen o recomiendan, más vale, total, si no hacen bien, tampoco hacen mal, son naturales, como si los medicamentos fueran de los extraterrestres. Total, con los dichos suplimos a los hechos, la realidad no existe, confiamos en la irrealidad, por eso somos surrealistas, no lo inventamos, lo vivimos. Creemos que el orden nace del desorden y no somos  constantes ni pacientes en el saber o en hacer… queremos que todo sea como un milagro. No importa si morimos, siempre resucitamos… esa es la promesa y el encanto. Y, nos perdemos en el fut y las telenovelas, la irrealidad como esperanza.

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