martes, 14 de abril de 2015

Los celulares

En verdad que hay días que sentimos la nostalgia de la buena charla, del estar al lado de los tuyos, como hoy, en la comida, gritando y gruñendo, riendo de tonterías, de la mancha en la camisa, de la flor que se come y acabamos de descubrir para alegrar el vaso de agua, el disfrutar un buen mango, un chico zapote, de ver los ojos de los tuyos alegres y dejando a un lado el celular que distrae y que todo el tiempo aísla a los que deben comentar y quererse con miradas y palabras. Sí, de vez en cuando debemos dejar de estar viendo el celular o consultando los mensajes y riendo como tontos por algún chiste que nos mandan los cuates que están aparentemente ahí, pero no están, están lejanos y aislados, sin sentir la alegría de lo que es la buena charla y el buen trago, la comida que, damos gracias, la recibimos, cuando sabemos que hay muchos que no la tienen.
A VECES PARECEMOS TONTOS EN ESOS MENSAJES DIRECTOS A LOS OJOS Y AL CORAZÓN, ME GUSTA PARECER TONTO, ME SIENTO VIVO y sé que cada palabra y cada decir las cosas tiene un sentido, en ocasiones, mágico para con migo y para con los demás, con los tuyos. Si es bueno chatear y ver películas en la tele, comentar las noticias, ver cómo las deforman, cómo está el mundo y la vida llenos de suciedad y de malas ondas, en fin seguramente, hay ocasiones en que queremos comunicarnos de verdad, dejar a un lado la computadora y los teléfonos, el iPad, dejar a un lado todo esto que aparentemente nos acerca de los lejanos y nos aísla de los cercanos. Si, es bueno escucharnos y escuchar las voces y el griterío de los demás, las risas y las bromas, esto llega al corazón y cuando se alegra el corazón se aumentan años del buen vivir.
Cuando pienso en los famosos “días de guardar”, recordamos la pasión de Cristo, una historia triste y violenta que supuestamente nos lleva a la vida eterna, pero no nos consuela, no nos para las lágrimas, si no hay esa cercanía con los que amamos y nos sentimos apapachados, sentir las caricias, los besos, los reclamos, las bromas, las lágrimas, los suspiros es algo que no nos puede dar ningún aparato moderno que, como decía: nos acerca de los lejanos y nos aleja de los cercanos. Tenemos que saber utilizarlos, dejar a un lado todo ese adelanto tecnológico para entender y atender, nuevamente, los sentimientos y los valores, los dichos, los tonos de voz, los encabronamientos o los reclamos, las peticiones, los acercamientos y las solidaridades, en fin, tenemos que volvernos humanos y dejar de vernos sumidos en los aparatos que nos robotizan e idiotizan, los que no nos dejan pensar y reflexionar, los que nos han hecho olvidar la pasión y la buena lectura, la tecnología que nos ha aislado de todos y que se presta a que nos manipule cualquiera de los brutos y de los hampones que controlan los medios y esos sistemas “modernos” que solo son para controlarnos y hacer lo que ellos quieran, a pesar de que no queramos estar sumidos como idiotas robotizados.
Es una realidad que hay días para reflexionar, y seguramente, al poder salir con mis hijos y estar cercano a los que quiero, me han sacudido las entrañas y nos han hecho reflexionar, esto es bueno, no somos los tontos que estamos frente a la “caja idiota” o al teléfono o la computadora solamente para dejar pasar el tiempo y dejar que los otros nos metan las ideas y muevan los recursos para que seamos unos seres consumistas e insensibles, faltos de solidaridad, aislados de los demás. Eso es lo que quieren los que gobiernan las cosas y utilizan la fuerza de nuestro trabajo para hacerse más ricos, los que usan los medios para que compremos más, necesitemos o no las cosas, solamente para estar en continua lucha de ver quién tiene más o lo mejor, nos vuelven consumistas, y por tanto, nos vuelven deudores de los sistemas financieros que solamente hacen ricos a los dueños del poder y nos someten y esclavizan para que, todos los días, en vez de tratar con los que queremos estemos aislados y preocupados por lo que debemos , muertos de miedo y temblando de terror y de horror, mientras los políticos, los empresarios, los banqueros y los policías siguen robando el esfuerzo de todos, utilizando los fondos públicos para hacer negocios privados, manipulando los bienes nacionales para su enriquecimiento, total, ellos, que son muy pocos, son los que por medio de esos sistemas de “comunicación” nos tienen incomunicados y apendejados para que nos sigan manipulando, engañando y robando. Esta es la realidad, por ello, es bueno, de vez en cuando, desapendejarnos y pensar, reflexionar, ver lo que en realidad sucede, porque si queremos ser diferentes, lo único que no podemos ser, es ser indiferentes, insensibles y brutos, enajenados con la tecnología que nos aísla cada día más.

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