domingo, 1 de marzo de 2015

Son amapoleros

 ANDABAMOS en la sierra, caminando para ver que veíamos y qué nos descubría la realidad, sentíamos como si conquistáramos el terreno, las matas, las serpientes que de pronto saltaban de sus lugares soleados para esconderse, caminábamos entre pinos y mezquites, entre los olores de la sangre, el peligro, la miseria, y sentíamos los ojos que nos seguían sin darnos cara, de pronto, vimos un plantío de amapolas, rojas y hermosas, un campo de sangre y de belleza infinita, salieron los morros con maches unos y con fusiles otros. Se nos quedaron viendo, fijo y de fijo, buscando si traíamos con qué, como en esos lugares se acostumbra, solo veían las mochilas y las cámaras, no hablaban hasta que llegó el mero mero, mal encarado, encabronado, molesto porque invadíamos su lugar, su santuario, su negocio, lo poníamos en peligro y en riesgo y eso amerita allá o aquí la muerte y la chinga que nadie salva .¿Ustedes, quién chingados son? Acaso son tiras, policías, militares, pendejos compradores, buscan mota, porque se ven muy pinches para tomar la tecata o la negra, son puros güilas, puros putos y ojetes, se me hace que les vamos a dar la chinga y a ver quién los encuentra… las bocas secas y los ojos pelones, no sabíamos bien a bien qué era lo que pasaba, se terminaban las buenas maneras y formas de los aldeanos que reían y nos ofrecían agua o café o una tortilla con frijol y chile. Aquí, los mañosos mandan y  no perdonan, no tienen compasión…las piernas temblaban y no salían palabras, la brutalidad va acompañada con la brutalidad y violencia de la droga, estábamos invadiendo un campo de amapolas, eran amapoleros y esos son violentos y asesinos, no les gustan los extraños a menos que vengan acompañados para comprar y con dólares para pagar.
         No señor. Qué señor ni que chingados, yo soy el que soy y el que manda aquí. Usted pinche viejo ojete se me hace puro cabrón. A ver, a qué vino, qué se le perdió, que no tiene en esta zona. Si andan buscando mota, la mota es más abajo, por el camino de herradura y volteando a la izquierda, allá están los moteros, esos aceptan hippies y ojetes como ustedes, aquí, puros machos, hombres de verdad, no jodidos putillos como los que veo.
         Así que andan ofreciendo créditos? Así que andan viendo qué problemas hay?. Pues son puros pendejos y cabrones, qué no se dan cuenta de que todos están muriendo de hambre, de miseria, de dolor, de enfermedad, de falta de agua, de bichos y de piojos, qué, ¿para esto estudiaron bola de pendejos?. Y es la verdad, los niños corren a avisar que llegan los huachos, algunos se van y se esconden, parecen fantasmas, el viejo no se mueve, sigue cargando el cuerno de chivo, como si nada… llega un cabo de la tropa y se cuadra con el señor… este, le entrega un fajo de billetes y le manda una pistola al jefe de parte del jefe de jefes y se van… ni nos voltean a ver, no saben de nada, menos que andamos por allá y que nos pueden matar. Así es la vida, con miedo, porque este no se va, se queda entre los dientes y se encogen los huevos y sudamos frío y nos lloran los ojos… de pronto, el viejo, se cuadra ante otro jefe de jefes y le dice lo que sucede y lo que hay. él se nos queda viendo, sus botas lustrosas y las hebillas de oro y el reloj de oro, relucientes… una troca enorme y bonita y nos dice que nos vayamos a la chingada, nos quitan las credenciales de votar, total, sirven para pura chingada y nos dicen que ya saben quiénes somos y dónde vivimos y que si chivateamos nos mandan a la chingada… respiro, respiramos, agradecemos y nos vamos, no hablamos por largo rato en el camino, nos perdemos, no sabemos cuáles son las veredas ni donde estamos. De pronto, un niño, descalzo y panzón de lombrices se acerca y dice: pues ya chingaron, salieron vivos… vayan por ahí, los acompaño un rato. Le doy mi reloj, mi cantinflora, un abrigo, mi comida, una vacuna contra el piquete de alacrán y la jeringa, dinero, le agradezco y lo bendigo, me bendice, dice que la libramos, en verdad, que tenemos que dar gracias a quien sea Dios o el Creador o el santo al que nos encomendamos o a mi madre o a mi virgencita…. Lloramos, sentimos que nos vuelve la vida, juramos que no nos volvemos a meter a esas sierras, que se jodan, la tienen que pacificar los guachos y los policías, pero ya vimos, todos están en el ajo… no sé si hoy también, pasaron muchos años y de pronto me llega el sueño y veo casi casi que me cortan la cabeza y me matan por andar de metiche y de buen samaritano… así es la realidad, allá no hay más ley que la amapola y la goma, el hambre y la miseria, las balas y el peligro, la violencia y la tragedia, los DÓLARES siguen siendo los que nos sobajan y controlan, total, pura chingada, ahora entiendo por qué razón, los políticos, mejor venden al país, los gringos lo controlan… ellos sangran la amapola y la llevan para matar a los suyos y cuando no se respeta a los suyos, pues valemos, una chingada… a poco no. Los políticos ni saben, y si saben, se hacen pendejos, es lo suyo…

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