miércoles, 25 de marzo de 2015

Sin rumbo

Sin duda, hay veces que nos olvidamos de las fechas porque dejamos pasar los días y los años como vienen, sin reflexionar en las muchas bendiciones que recibimos a lo largo del camino. Casi todos queremos, siempre más, somos devoradores, no somos agradecidos, nos interesa acumular y destruir, gozar lo que hay y nadie quiere sembrar para cosechar ni construir, ni producir. Solo devoramos, consumimos y se nos olvidamos que además de los idos de marzo, también está el día del nacimiento de Benito Juárez García, un gran hombre que deja sembradas muchas esperanzas y muestra el camino del esfuerzo, y se nos olvida que es el DÍA DE LA PRIMAVERA y decir a todos, que tengas una alegre primavera, el tiempo de la esperanza, el de la siembra.
         La verdad es que no entiendo aún como hemos dejado que las cosas malas sucedan y se eternicen en el país. No se cómo hemos permitido que se degraden las escuelas, el gobierno, las familias, cómo hemos permitido que la mordida y la corrupción nos invadan y nos aplasten los sueños y el presente, no me explico cómo hemos dejado que los malos, siendo pocos, superen a los buenos que somos mayoría y nos dejamos avasallar por las traiciones y las deslealtades, no sé cómo hemos permitido que nuestros valores se pierdan pretextando que nada podemos hacer, que no somos solidarios y dejamos que nos jodan, nos engañen y nos roben, en fin, dejamos que nos manipulen y nos dejamos robar, nadie protesta, nos dejamos imponer lo que sea, solamente porque lo mandan los de arriba cuando son pocos y los de abajo somos la mayoría y, si nos movemos, se caen.
         Por supuesto que no entiendo el cómo y el por qué hemos dejado perder el amor en las familias y dejamos abandonados a los amigos y perdemos la lealtad y el respeto a la palabra, la que hace el soplo de vida porque se nos olvidó que de la palabra se fueron creando las cosas. Tampoco logro comprender el por qué dejamos que las costumbres se degraden pretextando la modernidad y los nuevos tiempos. Calígula y sus degeneres, también eran cosa de la historia, y hoy, lo vemos como si nada fuera más grave que lo que él hizo y, nosotros, repetimos, porque hablamos de la modernidad y de lo nuevo.
         No sé cuándo perdimos el amor a la patria y el respeto a la misma tierra de la que nos sustentamos. No entiendo cómo entramos en las vendimias de todo, del agua, de las frutas, del esfuerzo de nuestro trabajo, de la conciencia, de los valores, del amor, de los energéticos, vendemos todo, pero nos dejan sin poder comprar nada, solamente unos cuántos se llevan la “tajada de león” y nos dejan suspirando y resentidos, estamos cansados de esperar. No entiendo la razón por la que se generan las disparidades, unos cuántos, muy pocos, con todo, con lo mucho y los más, las mayoría, sin nada, sin empleo, sin oportunidades, sin educación, sin salud, sin medicamentos, sin vergüenzas, con toda la marginación y el dolor y el llanto que deja la pobreza y la marginación, resentidos con todo, hasta con la vida misma y, esto, no es justo, no nacimos para sufrir esto, llegamos para que todos como hermanos nos diéramos la mano los unos a los otros, no para que al extenderla, nos roben y nos engañen. No somos seres miserables ni carnívoros, chacales, destructores de nosotros mismos, nos dicen que somos a la “imagen y semejanza de Dios” y Dios, no puede ser tan perverso y malo, sería una traición a todo lo que significa la raza humana que puede construir las torres más altas y llegar a la Luna y al espacio, entender el origen de la vida, de ver los microbios más pequeños y de entender el funcionamiento de cada órgano que nos compone. El milagro, somos nosotros, podemos ver como la mejor cámara, podemos agarrar como la mejor máquina, tenemos mayor sensibilidad para acariciar y para golpear, para construir y destruir, escuchamos y nos conmueven los sonidos orquestados de la música que, celestialmente, componen seres privilegiados para el afecto y la delicia de los hombres, podemos caminar y pensar, escribir y soñar, no entiendo cómo teniendo todos esos mágicos y hermosos milagros somos tan perversos y destruimos solo por el afán de acumular y robar lo de los otros.
         Tenemos sentimientos que ningún ejemplar de la naturaleza puede tener, nos conmovemos, reímos y nos encabronamos, nos calmamos, lloramos, gritamos, nos silenciamos, aguantamos todo y estamos en todos los climas y en todas las latitudes, nos acomodamos a todo el reino de la naturaleza y no somos agradecidos, destruimos los bienes y las bendiciones que recibimos con el pretexto del poder y, por el poder, destruimos y matamos a los otros o los marginamos o dejamos abandonados, solitarios, sin consuelo… la verdad, no me explico todo esto, pero ya me explicaré… cuando vuelva a tener un sueño.

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