domingo, 12 de octubre de 2014

Provocando la violencia

 Dicen en los pueblos que: del rayo, te salvas, pero de la ralla, no. Los que por alguna circunstancia hemos pasado la experiencia de la vida y de la muerte sabemos lo que esto significa, por esa razón sabemos también que en los procesos de lucha existen los que dicen son “valientes” cuando en realidad esconden su cobardía y otros que callados saben o sabemos lo que significa el momento y la circunstancia. El día de 27 de septiembre unos días antes del Dos de Octubre, deja la vida, en una lucha contra el cáncer, Raúl Álvarez Garín, seguramente, uno de los mejores conductores de estudiantes en 1968, egresado del IPN con intensas ligas en la UNAM, un hombre digno y leal a sus ideales que no sostuvo, como otros muchos, el dogmatismo como bandera y en cambio, sostuvo sus convicciones hasta el último aliento. DESCANSE EN PAZ.
         Curiosamente, en tales momentos, aparecen también los represores y los que alientan las confrontaciones en que el país está en confusión y reclama una buena conducción. Así en Guerrero, grupos de policías que sostienen actuaron por su cuenta y riesgo, cuando sabemos que no es así, sino que tenían instrucciones precisas, atacan a varios contingentes de estudiantes normalistas dejando un saldo de varios muertos y heridos. Esta intensa provocación me recuerda a las agresiones que semanas antes de las Olimpiadas realizaron los grupos de policías y agentes norteamericanos en contra de los estudiantes, desatándose lo que se conoce como el Movimiento Estudiantil de 1968. Es lo que se conoce como “guerras o acciones preventivas” con el fin de generar las reacciones de los grupos políticos o de los grupos clandestinos y guerrilleros para que respondan a la violencia del gobierno, con la violencia popular, y de esta manera descubrir los escondites o  los grupos sociales y políticos con sus dirigentes. Esto lo hacen antes de que “maduren las condiciones políticas y económicas” que pueden provocar los movimientos armados de gran envergadura.
         Hoy en día, no se podrá desconocer que existen varios puntos de “focos rojos”, donde la violencia se encuba y genera de tal suerte que hay síntomas de violencia y reacciones populares, como las que se dieron en Michoacán con la destrucción de grupos políticos y  de policías que fueron sustituidos por los grupos comunitarios, que hoy son un verdadero dolor de cabeza para los “gobernantes y policías”, ya que no saben hasta donde puede mantener su nivel de lealtad ni su reacción en contra de la represión. Ahí está Guerrero, Puebla, Oaxaca, donde los mismos grupos de policías reaccionan en contra de las autoridades impuestas por el gobierno y desatan, si no la violencia, un movimiento que ha terminado con ejemplos importantes ya que demuestra que en Oaxaca existe un estado fallido con un gobierno desestabilizado y mediocre, que la corrupción lo ha maniatado y, la ineficiencia, demuestra que ya llegó a su nivel más bajo, donde los grupos de narcotraficantes que operan la región del Istmo son los que gobiernan y donde los grupos guerrilleros se ligan con los grupos de producción de drogas en muchas partes de la sierra del Estado. Ahí está la matanza realizada por un grupo de soldados que no sabemos cómo operaron para realizar esa carnicería, ni sabemos si siguieron instrucciones superiores o actuaron por su cuenta con las ligas de otros grupos de delincuentes, en fin, hay muchos sitios que muestran la calidad y capacidad de desatar la violencia en varios lados y  digan lo que digan las autoridades, estamos en vísperas de ver cómo se desata un gran movimiento normalista que seguramente contará con los apoyos de los grupos magisteriales y de otros grupos políticos y estudiantiles, tal como se desató en 1968.
         En 1968, las condiciones de organización eran débiles y confusas, hoy en día cuentan, los movimientos de protesta, con recursos políticos, con ayudas de grupos y partidos, con apoyos financieros y paramilitares de muchos lados, incluyendo a los grupos de la delincuencia organizada en muchas regiones y zonas. Hay un enorme malestar por los cambios y las reformas que todos ven, solamente, sirven para la protección de los grandes intereses financieros y políticos de los grupos de poder y de los inversionistas extranjeros. Hay millones de hombres y mujeres en la desocupación, en la miseria, en el hambre, la marginación que saben que su lucha organizada puede rendir frutos y que su acción política y la movilización cuentan; si no se han generado como debieran, es posible que se muestren en pocos días y semanas y lo grave es que el gobierno solamente podrá responder con la represión y dejará a un lado la negociación, y esto, podría generar el que se desate un movimiento desestabilizador y de protesta violenta que sea imparable y que provoque la intervención militar de los Estados Unidos que es lo que buscan los gringos en éstos momentos, cuando ellos han desatado la versión de que el gobierno no puede controlar a los ciudadanos en México ,y por ello, ellos, deben imponer su fuerza militar para garantizar sus intereses y su seguridad… no importando el baño de sangre que dejen…

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