LEÍA EN INTERNET, enviado por algún buen amigo que se preocupa por estar presente siempre en las cosas buenas, lo siguiente, aclarando que desconoce el autor de ello:
“Cuando ignores que existe las palabras ira, rencor y guerra.
Cuando hayas querido y quieras a tus padres como deseas que contigo lo hagan tus hijos.
Cuando sepas equilibrar las razones de tu vivir en beneficio propio y de los tuyos, sin perjudicar a otros.
Cuando el ser honesto, humilde y tolerante lo seas sin que para serlo tengas que hacer esfuerzo alguno.
Cuando llegues a tener lo que precisas y alegre compartas la mitad con quien aún más que tú lo necesita.
Cuando consideres lo que racionalmente tienes de ecuánime, inteligente y moral es de mayor importancia que la belleza física que adorne tu persona.
Cuando con valor y fe defienda tus ideales, si está seguro de contribuir con ello al mejor vivir de tus semejantes
Cuando respetes las ideas y criterios ajenos que no compartes.
Cuando apartes de ti motivaciones corruptivas, demagogia confusas y todo tipo de ambiciones.
CUANDO GANES CON NATURALIDAD Y SEPAS PERDER CON DIGNIDAD.
Cuando antepongas la valoración humana y la amistad sincera a las coyunturas materiales de la vida.
Cuando te adaptes a las circunstancias, lugares y momentos con absoluta naturalidad.
Cuando no te vanaglories ni pretendas deslumbrar con tu propia personalidad.
Cuando no seas absolutista respecto a tu religión, pensando que es la mejor.
Cuando teniendo fe en ella, apartas la superstición y te quedas lo constructivo de su doctrina, valorándola y practicándola según te dicte la conciencia.
Cuando des cumplimiento a tus promesas y no prometas lo que no esté de poder cumplir.
Cuando llenes el corazón con la palabra amor,
¡HABRÁS LLEGADO A SER!”
Y es verdad que cuando tenemos la paciencia de reflexionar sobre éstas cuestiones y palabras de vida, uno puede entender que saldremos poco a poco de la indiferencia en que muchas veces nos postramos porque no entendemos que para ser mejores hay que pensar y estudiar, observar, conmoverse, saber entender que convivimos con los demás y que no todos tienen o cuentan con las facilidades y oportunidades que ha tenido uno, y cuando eres capaz de sentir solidaridad y estar no solo a su lado sino ayudando y apoyando en lo que podamos, entenderemos que la misión del hombre es la de solidaridad con los demás. Así, cuando vemos las injusticias y las miserias, podemos saber que en algo, a lo mejor muy poco, pero en algo, podemos servir a alguien y que ese alguien podrá superar sus penas y sufrimientos de tal suerte que, a lo mejor, un buen día, él, también puede extender su mano solidaria a otros que la necesiten. Muchos dicen que creen en Dios y no lo dudo, pero le temen y creen en sus castigos no en su forma solidaria en la que sirve a los que se supone debe servir, es un servidor, así, nos muestra el camino de la solidaridad, servir para ser mejor…ojala, lo entiendan los políticos….
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