Aquello de que “pégame pero no me dejes” ya no existe, la
realidad es que la violencia intrafamiliar avanza a pasos acelerados y las
demandas se vuelven cada vez mucho más violentas y constantes. La violencia en
contra de las mujeres y de los niños es brutal y terrible, en muchos lados
adquieren connotaciones de tal violencia que las autoridades prefieren buscar
mecanismos para ocultarlas, así a sido en el caso de la violencia generada en
Ciudad Juárez, en el estado de Chihuahua, donde las propias autoridades son las
que ocultan la información, y está se genera sobre todo en los grupos marginados
y en las mujeres, niños y hombres que son parte del inmenso grupo de migrantes
que pretenden “pasar a los Estados Unidos” ,expulsados por el hambre en este
país.
En estados como
Oaxaca, Veracruz, Hidalgo, Puebla, Michoacán, Guerrero, Estado de México y otros
más que son “expulsadores de pobres” por el hambre y la desocupación, se obliga
a abandonar a las familias y dejarlas al garete en manos de otras más que
someten a los débiles y abandonados a una explotación brutal y a los abusos
constantes por golpes o abusos sexuales en muchos lados, de tal
suerte que esa violencia intrafamiliar que se provoca por cuestiones de pobreza
no se destaca en las políticas gubernamentales, porque se oculta en gran medida
en las propias casas donde se provoca y, en otras más, porque las víctimas no
tienen seguridad en que serán protegidas por la autoridad ni cuentan con
mecanismos que les permitan poner sus quejas y denuncias y, sobre todo, que les
brinden protección y seguridad en sus vidas y en sus empleos.
Esta situación
arroja a muchos niños y mujeres al comercio y a explotación sexual que vemos en
muchas calles en las ciudades “coloniales” o en los centros turísticos, donde se
les utiliza además para el comercio informal o para el tráfico de drogas
controlado por las mafias protegidas por la propia autoridad. Así que cuando
vemos los “operativos” dizque para liquidar la trata de personas y la violencia,
sabemos que son parte del juego donde se ocultan las transas y los negocios así
como las complicidades y corruptelas entre explotadores y traficantes con la
propia autoridad y esto es visible en cualquier ciudad donde observamos que se
utiliza la fuerza pública para ocultar los verdaderos problemas sociales y
económicos que sufren los que menos tienen. Por esa razón, Eduardo Galeano, dice
que la “justicia es como una víbora que solamente muerde a los descalzos”, a los
miembros del infeliciaje, a los abandonados y desprotegidos que son los que
sufren violencia, explotación e injusticia… lo demás son cuentos. Por ello
cuando vemos a los policías hacer sus operativos, sabemos que no están buscando
la justicia y protección sino aumentar sus “mordidas” y ganancias… y ahí están
los daños con miles de niños, mujeres y ancianos explotados, usados en el
comercio informal y sexual y, los que gozan de la impunidad… y protección de la
autoridad y la policía.
Inmujeres, la
institución que defiende a las mujeres critica “a las autoridades” por no
asesorarlas porque las ven como causantes de la violencia”, es decir, el mismo
cuento de la visión del gobierno y de los burócratas: las víctimas son las
causantes de las agresiones de los victimarios. Por ejemplo en el Distrito
Federal las agresiones van en aumento, esto solamente es cuantificado por las
denuncias pero se puede decir que como no se tiene confianza en las autoridades
ni se les cree, la inmensa mayoría de los delitos y de las agresiones no son
denunciadas, algunos especialistas señalan que puede alcanzar una cifra de más
del 70 por ciento las no denuncias. Así en la capital, donde existen muchas más
facilidades para las denuncias se descubre que en 2008, el Centro de Atención a
la Violencia Intrafamiliar, de la Procuraduría capitalina registró 8 mil 816
casos, en el 2009, 9 mil 375, el 210 9 mil 364 y en el 2011 10 mil
10 casos. Y bueno, solamente se quedan en las denuncias y jamás se hacen las
investigaciones ni los juicios para castigar a los responsables de la violencia,
de la trata, de la explotación comercial y sexual y de la inducción al tráfico
de drogas, así que si solamente se hacen denuncias y no hay no tener resultados
por las mismas se aumenta la violencia y la agresión contra los denunciantes de
tal forma que se genera un círculo vicioso que termina hasta con la muerte de
muchas de las víctimas ante la ineficiencia, complacencia y brutalidad de los
funcionarios y políticos y ante la ausencia de justicia con la ineficiencia y
corrupción de los cuerpos de seguridad y de las instituciones que se supone
deben velar por los derechos de esas víctimas que van en aumento en este
país.
En algunas
instituciones como INMUJERES y algunas organizaciones no gubernamentales, se les
proporciona a las víctimas apoyos jurídicos en materia penal y familiar y se les
brinda asistencia durante la averiguación y el proceso para apoyarles a lograr
justicia y la reparación del daño moral y material. Claro que se quedan marcadas
las víctimas por toda la vida ya que es difícil que logren obtener una atención
sicológica que dura varios años o bien se les encuentre ocupación y un nuevo
hogar para rehacer sus vidas en parte. La reparación del daño material es casi
imposible en muchas de las condiciones en que se hacen los procesos ya que
cuentan el poder de los victimarios y la condición económica que les brinda
poder e impunidad.
En la inmensa
mayoría de los casos las mujeres, los niños y los ancianos encuentran trabas
para hacer sus denuncias y no cuentan con los recursos y el tiempo para
continuar con las investigaciones y con los procesos ya que los ministerios
públicos, además de ineficientes y corruptos, tienen deformaciones culturales
que les llevan a estigmatizar a las mujeres, ancianos y niños como causantes de
la violencia en su contra. Las mismas autoridades que deberían defender a las
víctimas argumentan cuestiones como el que si ellas denuncian en contra de sus
maridos, padres o familiares, lo más seguro es que perderán la tutela de los
mismos y tendrán que vagar en busca de residencia y de apoyo económico que de
otra manera no tienen ante las condiciones en las que se desenvuelven, así que
las mismas autoridades desalientan la denuncia y niegan todo apoyo sicológico,
jurídico y moral para aquellos que lo necesitan. Ahí hemos visto que el poder de
los agresores llega a tal nivel que importantes políticos y funcionarios son
requerido y obligados a proporcionar el apoyo de los victimarios en contra de
las víctimas de sus agresiones. Es más, no solamente se hacen tales apoyos con
impunidad, sino también con cinismo ya que cuando han sido exhibidos, solamente
lo niegan a pesar de las pruebas documentales que se dan como en los asuntos
donde el “Gober precioso” actuó en contra de los denunciantes y de la periodista
que se atrevía a hacer tal denuncia por la trata y violación de niños y niñas,
por parte de una bien organizada banda de criminales arropados por la política y
el poder económico del que gozan y con el cual garantizan su impunidad… véanos
en los comentarios del canal 95 de cable, en el programa VOCES, o escríbanos a:
socrates_campos8@yahoo.com.mx